También queremos denunciar el hecho de que, desde 2013 al menos, han insistido en incluir la lucha de liberación siria en el marco de la “guerra contra el terrorismo”, guerra que no ha registrado ningún éxito, sino que solo ha servido para la destrucción de varios países.
Hace tres años, ambos países imperialistas firmaron el vergonzoso pacto químico que resolvió los problemas de EE.UU., Israel y Rusia, además de los del Estado asadiano, que acababa de asesinar a 1.466 personas. El acuerdo no trató ninguno de los problemas que afectaban al pueblo sirio, sino que dio rienda suelta a una banda de criminales despiadados para que asesinara a los sirios, destruyera su país y sus barrios, y los obligara a emigrar.
Además de todo eso, fue un regalo de valor incalculable a las asociaciones nihilistas islamistas como Daesh o el Frente de Al-Nusra. Tres años después de ese despreciable pacto y tras el asesinato de cerca de medio millón de sirios, los rusos y los estadounidenses han acordado mantener la situación actual para que ambas potencias bélicas puedan retomar una guerra interminable contra el terrorismo. Esto ha sucedido en medio de un absoluto desinterés por el destino de un número incontable de detenidos en condiciones monstruosas, sin hacer un llamamiento al levantamiento del bloqueo de las zonas bajo asedio, sin mencionar la retirada de Irán, la milicia Hezbollah -que depende de este país-, y las otras milicias sectarias, y sin relacionarlo con la visión de una nueva Siria democrática. Más aún, no se ha descartado la participación de Bashar al-Asad en los bombardeos de las zonas que acordarán entre rusos y estadounidenses a posteriori.
Todo esto no solo indica una total falta de sensibilidad moral y de sentimiento de justicia entre las partes estadounidense y rusa, sino que pone de manifiesto también la decadencia de la profesión política y del nivel de los políticos de los dos estados más fuertes del mundo a día de hoy.
Tales acuerdos, que rechazamos de pleno, y quienes los conciben provocan en nosotros un fuerte sentimiento de ira. Pero más ira y rechazo despierta en nosotros la connivencia de Naciones Unidas, de la que recientemente se ha desvelado que ha estado financiando a la banda criminal asadiana durante los años de guerra contra los sirios.
Como intelectuales sirios -escritores, artistas y periodistas- vemos que el mundo entero hoy se dirige hacia una decadencia moral sin precedentes, en la que aumentan los niveles de miedo y odio, al mismo ritmo al que suben las acciones de los políticos que invierten en el miedo, el odio y el aislacionismo. Además vemos que la democracia está en retroceso en todos los rincones del mundo, mientras que la vigilancia, las restricciones y el miedo no dejan de aumentar y extenderse. No creemos que se trate de algo inevitable, sino que se trata de opciones peligrosas elegidas por peligrosas élites políticas, contra las que debemos alzar juntos nuestras voces, ahora y en todas partes.
La Siria destruida es un símbolo del mundo de hoy. La revolución de los sirios contra el muro de hierro del sistema internacional ha sido destruida, y no solo su revolución contra el muro fascista asadiano. Este sistema internacional que permite a los políticos como Obama, Putin y sus agentes y semejantes, que carecen de toda humanidad, tomar decisiones que violan nuestro derecho a decidir nuestro destino, como individuos, grupos o naciones, sin que los elijamos o dispongamos de instrumento alguno para pedirles rendir cuentas, es un sistema no democrático, por no decir profundamente contrario a la democracia, que ha de cambiar.
Por desgracia, no parece que nadie sea lo suficientemente consciente del peligro de esta realidad. Muchos, especialmente en Occidente, prefieren esconderse tras teorías fatalistas que tratan de dar explicaciones en base a la religión, la cultura, o el cambio climático. Pero esto empeora aún más la situación y oculta las responsabilidades políticas de las élites del poder ejecutivo, incluida la banda de Bashar al-Asad.
Este mundo, que ha permitido la destrucción de una de las más antiguas cunas de la civilización durante cinco años y medio, ha de cambiar. El mundo hoy es una cuestión siria, como Siria es hoy una cuestión mundial. Por el mundo y por todos nosotros, llamamos a que se condene a esos políticos y a que se los difame como asesinos nihilistas y terroristas, semejantes a sus rivales nihilistas islamistas.