Rosario estuvo tres días copada por mujeres de todo el país, de todas las edades, independientes y de organizaciones políticas. Las comisiones de discusión reflejaron en su magnitud las principales preocupaciones de las mujeres en la actualidad. Tras el reciente segundo secuestro de Layla y de la creciente lista de adolescentes de sectores populares víctimas de las redes, las comisiones sobre trata fueron desbordadas y hasta se realizaron asambleas con más de 500 mujeres. En los talleres sobre femicidio y violencias de género desenmascaramos la política mentirosa del Consejo Nacional de las Mujeres encabezado por Fabiana Túñez, que anuncia planes, pero sin presupuesto. El caso de Belén, condenada a prisión por realizarse un aborto, al igual que el de Yamila y otras tantas mujeres criminalizadas, cruzaron los debates en los talleres sobre estrategias para la legalización del aborto.
Mientras que para algunos sectores kirchneristas el eje fue hacer socorrismo vía uso de misoprostol como única salida, y mientras sus diputados acuerdan con la iglesia, la mayoría de las mujeres propusimos lograr desde las calles la aprobación de la ley de interrupción voluntaria del embarazo de La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, para terminar con las muertes y las persecuciones.
Las principales peleas de las mujeres trabajadoras fueron desarrolladas en los talleres de organización sindical, donde también se repudió a los planes de ajuste del gobierno de Macri, el tarifazo y los despidos. Frente a la precariedad laboral sostenida por contratos basura con bajos salarios, las mujeres pertenecientes a distintos sectores de la burocracia sindical y del kirchnerismo, se quedaron sin argumentos ante los reclamos de las trabajadoras estatales de todo el país que denunciaron los despidos, la persecución y la represión de los gobiernos nacional y provinciales. También fueron muy importantes los debates en los talleres de educación, diversidad sexual, ambiente, deuda externa y situación internacional.
El encuentro somos todas pero, ¿solo algunas deciden?
Además de los debates específicos de cada taller, el encuentro estuvo atravesado por una discusión que comenzó hace varios años: es necesario que el encuentro tome posiciones sobre los problemas centrales del movimiento de mujeres, se resuelvan planes de lucha y que, democráticamente, se vote para que quede expresada la voluntad de las mayorías en cuanto a estos temas. Por eso, Mujeres de Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda participamos de las distintas instancias proponiendo que el encuentro resolviera un plan de lucha que se inicie con una gran movilización el 25 de noviembre, Día de Acción contra la Violencia hacia las Mujeres, y que culmine con un gran encuentro en Ciudad de Buenos Aires en 2017. En muchas comisiones, a pesar de las maniobras de un sector de la comisión organizadora encabezada por la CCC/PCR y seguidas por Mala Junta-Patria Grande, entre otras, que se robaron y destruyeron actas, se lograron votar resoluciones como parte de las conclusiones de cada taller. Pero el hecho más escandaloso se dio en el acto de cierre. En el Monumento a la Bandera, con una patota, vallas y sin sonido, este sector volvió a imponer el absurdo método del “aplausómetro” como modalidad para decidir la próxima sede. Aunque la clara mayoría se había pronunciado por Ciudad de Buenos Aires, estas organizaciones resolvieron a través de una maniobra antidemocrática, que había ganado Chaco.
Las Mujeres de Izquierda Socialista, al igual que muchas mujeres independientes y organizaciones, creemos que sería una acción contundente llevar a este inmenso movimiento de mujeres que viene creciendo y madurando cada vez más a la Plaza de Mayo, centro del poder político del país para hacer que se cumpla el NiUnaMenos. Hace 20 años, cuando se realizó el último encuentro en Capital, fueron 5.000 mujeres, en 2017 podríamos ser cientos de miles haciendo responsables a Macri y a todos los diputados de los partidos patronales de lo que nos pasa y arrancando nuestros derechos para ponerle un coto a la violencia.
La represión brutal a la marcha de cierre del encuentro por parte del gobierno santafecino del Partido Socialista -socio de Cambiemos-, en sintonía con la represión ordenada por Scioli en Mar del Plata en 2015, muestra claramente el intento de los gobiernos patronales por frenar la fuerza del movimiento de mujeres. Llevar el encuentro a Chaco, es funcional a la desmovilización pretendida.
La mejor forma de defender al Encuentro Nacional de Mujeres pasa por respetar la voluntad de la mayoría. Por eso hoy, todas las mujeres y sus organizaciones políticas, feministas, sindicales y culturales, tenemos la responsabilidad de encontrar la mejor forma de darle continuidad al Encuentro Nacional de Mujeres, sin maniobras burocráticas y sin destruir la fuerza que viene ganando el movimiento de mujeres.
El rol de Mujeres de Izquierda Socialista
Con una delegación de cientos de combativas compañeras, desde Mujeres de Izquierda Socialista participamos de todas las instancias propuestas en el encuentro, dando una fuerte pelea por un plan de lucha.
Con la alegría de encontrarnos, viajamos compañeras de casi todo el país: Córdoba, Provincia de Buenos Aires, La Rioja, San Juan, San Luis, Neuquén, Río Negro, Ciudad de Buenos Aires, Misiones, Tucumán, Salta, Jujuy y la propia Santa Fe. Contamos con delegaciones de trabajadoras docentes, ferroviarias, estatales, universitarias, secundarias, cooperativistas, entre otras.
Compartimos las jornadas con las compañeras Liliana Olivero, referente de la izquierda de Córdoba y Daniela Vergara, secretaria de derechos humanos de Amsafe Rosario, quienes dieron una charla sobre la situación de las mujeres en Argentina y los desafíos de organizarnos para terminar con el capitalismo patriarcal. También estuvieron presentes la diputada provincial por Santiago del Estero, Anisa Favoretti; la diputada electa por Ciudad de Buenos Aires, Laura Marrone; la delegada ferroviaria del Sarmiento y diputada electa por la provincia de Buenos Aires, Mónica Schlotthauer; Angélica Lagunas de Neuquén, entre otras referentes.
Además de participar en decenas de talleres y marchar por las calles rosarinas, repartimos 6.000 boletines Isadora, vendimos cientos de periódicos El Socialista e invitamos a todas las mujeres al próximo acto del Frente de Izquierda en Atlanta, el 19 de noviembre. Entre los cantos que marcaron a nuestra delegación, sin dudas nos identificamos fuertemente con un estribillo “Yo soy así, soy feminista, un plan de lucha contra la opresión machista. Yo soy así, soy socialista, contra el patriarca, el macho y el capitalista”.
Repudio a la represión
Tal como sucedió en 2015, la inmensa movilización que se realizó el domingo 9 de octubre por la tarde sufrió una fuerte represión policial al pasar por la Catedral de la ciudad de Rosario. Un importante grupo de policías fuertemente armados con escudos, palos, gases lacrimógenos y balas de gomas se lanzó desde adentro del edificio sobre las columnas de mujeres que pasaban por la puerta. Dejó más de 30 heridas de balas de goma, entre ellas, una joven de la organización La Garganta Poderosa con un balazo en la frente, y tres periodistas.
Este lamentable hecho no es más que una clara muestra del doble discurso del gobierno “progresista” del Partido Socialista que dijo apoyar el encuentro, pero no dudó en atacar a las mujeres defendiendo a la iglesia católica, consabida institución misógina, defensora de curas pedófilos, responsable de la criminalización del aborto y socia de la dictadura militar. Los gobiernos patronales tienen miedo de nuestra fuerza, pero la demostrada en este encuentro dejó bien claro que no nos van a amedrentar.