Estas expectativas las explotan Macri y demás políticos patronales para montar una trampa al servicio de mantener sus políticas anti mujeres. Hablan de que con eso se lograría una igualdad política y se estaría avanzando en los derechos de las mujeres para lavarse la cara. Esconden con este discurso su negativa a implementar verdaderas políticas que terminen con la opresión que padecen millones de mujeres, como la violencia de género, la criminalización del aborto y la desigualdad salarial y laboral respecto de los varones que son los reclamos que las mujeres estamos demandando en las calles hoy.
¿A quién beneficia el cupo femenino?
Es falso que un Congreso o legislatura bajo control de partidos patronales con un 50% o más de composición femenina vaya a hacer lugar a las reivindicaciones por las que luchamos las mujeres. Esos mismos partidos son los que, de la mano de las multinacionales y grandes empresarios, defienden la desigualdad salarial para la mujer; son cómplices de los femicidios -al no destinar el presupuesto necesario para enfrentar la violencia de género- y, de la mano de la iglesia católica, se niegan a frenar las muertes de mujeres por abortos clandestinos al negarse a otorgar el derecho al aborto legal, seguro y gratuito.
Hay una campaña nacional por el derecho al aborto impulsada por mujeres diputadas de distintos partidos, incluida la izquierda, y hubo una presidenta mujer durante años, Cristina Kirchner. ¿Por qué la ley no se aprobó? ¿Porque no hay mayoría parlamentaria de mujeres? No. Porque quienes dirigen a esos partidos (sean mujeres o varones), no les interesa la vida de las mujeres trabajadoras y de los sectores populares, ni sus derechos democráticos (las mujeres burguesas no corren riesgos al realizarse abortos en clínicas privadas). Macri puso a la referente feminista de la ONG Casa del Encuentro, Fabiana Tuñez, como nueva presidenta del Consejo Nacional de las Mujeres. ¿Qué cambió? Nada. El presupuesto es miserable y a las ferroviarias del Sarmiento, por ejemplo, le niegan presupuesto para poner en pie a “la casa que abraza”, un emprendimiento para proteger a trabajadoras de la violencia machista.
Actualmente hay mujeres gobernadoras, como Bertone en Tierra del Fuego, Alicia Kirchner en Santa Cruz o María Eugenia Vidal en Buenos Aires, que son enemigas de los derechos de las mujeres. Bertone les sacó el 82% móvil a las maestras fueguinas y reprime las marchas con alta composición de trabajadoras. Es repudiable la pelea mediática entre la legisladora Malena Galmarini (esposa de Sergio Massa) y la gobernadora Vidal del PRO, por ver quién se adjudica la autoría de la ley del cupo del 50% que acaba de aprobarse en la legislatura bonaerense. ¡Las mismas que representan a partidos que se niegan a otorgar los derechos de las mujeres!
Por otra parte, los proyectos del cupo femenino son parte de la llamada “reforma política” que se está debatiendo en la Cámara de Diputados, que impone nuevas injerencias de los gobiernos y del régimen político en la vida de los partidos, con el objetivo de poner más trabas a la izquierda, como se hace con las proscriptivas PASO o con el piso del 3% del padrón.
¿Cómo promover la participación política de la mujer?
Luego del #NiUnaMenos, la visibilidad de las luchas de las mujeres ha aumentado, y los de arriba tratan de sacar provecho de este fenómeno y, al mismo tiempo, desviarlo del terreno de la movilización, creando falsas expectativas en el parlamento y los partidos patronales. Pero el parlamento es una institución del sistema capitalista que no está para dar soluciones a las mujeres, ni a los trabajadores, ni demás sectores populares, sino para votar leyes al servicio de los de arriba, de las patronales, de los ricos. Los partidos tradicionales, incluidas sus parlamentarias mujeres, siempre han defendido, más allá de la proporción femenina en sus listas, al capitalismo patriarcal. Por eso para avanzar en la lucha por nuestros derechos no planteamos cupos de candidaturas de los sectores oprimidos y explotados en las listas de los partidos patronales.
Para avanzar hacia una mayor igualdad en el ejercicio del derecho a la participación política de las mujeres también promovemos reformas, pero que benefician al conjunto de las mujeres y no a un puñado de dirigentes de partidos patronales. Siempre nuestro partido peleó por el cupo femenino en los lugares de trabajo, como lo hacen las ferroviarias del Sarmiento para que accedan mujeres a puestos mejor calificados; reclamamos en los sindicatos que las representaciones gremiales de las mujeres sean proporcionales a la base y que haya comisiones de mujeres en los sindicatos y centros de estudiantes, o reclamamos el cupo laboral para personas trans, entre otros reclamos. Estas demandas son parte de las peleas cotidianas contra la discriminación. Para superar las trabas sociales que el capitalismo patriarcal impone a la participación política de las mujeres, debemos avanzar hacia la verdadera igualdad económica y social.
Por eso no compartimos el proyecto de ley impulsado por la diputada Myriam Bregman (PTS) que propone “un cupo mínimo del 50% de mujeres […] garantizando que puedan existir hipotéticamente listas con hasta el 100% de candidatas mujeres o autopercibidas mujeres”. Porque abre expectativas en que un parlamento manejado por partidos patronales, aún con mayoría de mujeres, podría jugar a favor de sus derechos. Bregman, al criticar a los proyectos de los otros partidos porque “no contemplan la conformación de las listas luego de las PASO”, reafirma la posición equivocada del PTS de seguir reivindicando e imponiendo ese mecanismo proscriptivo en el FIT, mientras que desde Izquierda Socialista planteamos su anulación. Al decir Bregman, a su vez, que su proyecto permitiría que “las mujeres tengamos más posiciones que antes eran exclusivas de los varones”, sin hacer una valoración de clase, o equipararlo a “la lucha por la legalización del aborto”, crea falsas expectativas en que el cupo femenino en parlamentos y legislaturas amplía los derechos democráticos de las mujeres.
Por todo esto no apoyamos los proyectos en danza y llamamos a conquistar con la movilización los verdaderos derechos de las mujeres, en lucha contra los partidos del sistema capitalista, machista y patriarcal.