El sábado pasado en Olavarría los recuerdos de aquel fatídico 30 de diciembre de 2004 en Cromañon volvieron a merodear un recital de rock. Luego de que cientos de miles se movilizaran a rendir su culto ricotero a la cita del Indio Solari y los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, rápidamente contrastó lo que debería ser una celebración masiva con el umbral de la tragedia. Un espacio físico insuficiente e inhabilitado para recibir a la multitudinaria asistencia terminó siendo la ratonera en donde dos jóvenes murieron y decenas resultaron heridos.
Se desnudó una vez más, con víctimas fatales de por medio, un escandaloso negocio entre la productora- En Vivo S.A- y la intendencia al mando de Ezequiel Galli (Cambiemos), quien puso al municipio como garante y fiador a favor de una empresa privada a cambio de 300.000 pesos como “contribución” a las arcas municipales.
El lugar elegido, el predio “La Colmena” con una capacidad para 200.000 mil personas, fue la arena en donde se desnudó las falencias en la organización, controles de seguridad y una profunda precarización general en todas las instalaciones, especialmente en accesos y salidas que otra vez traen el recuerdo de Cromañon y más recientemente a la fiesta de Time Warp en Costa Salguero.
Hasta último momento el afán de lucro indisimulado, con la venia de la intendencia, permitió la venta indiscriminada de entradas, superando las 170.000 a pesar que el mismo municipio habría “limitado” la asistencia. “Las entradas no se van a agotar” decían desde la organización. Ya en el show, se calcula que más de 300.000 asistentes rebalsaron el predio.
Una fiesta donde se brindó con un cóctel mortal gestionado por empresarios, el gobierno municipal y el provincial de Vidal, lanzados de lleno en la campaña electoral 2017.
No fue el rock
Tanto los empresarios como el gobierno del intendente Galli intentaron despegarse de la responsabilidad, acusándose mutuamente. Pero como socios y organizadores son los principales responsables. La empresa productora, por no haber desplegado toda la logística necesaria para este tipos de shows de alta concurrencia -control, médicos, ambulancias, facilitar accesos y salidas –que garantice la seguridad del público– y por haber sobrevendido el espectáculo. La intendencia, por su falta de contralor sobre la empresa privada, por no reforzar los servicios básicos de la ciudad sabiendo de antemano –según las mismas palabras del intendente Galli– que se iban a recibir a cientos de miles de personas –más del triple de la población de la ciudad– y por convalidar un negociado, saliendo de garante a una empresa que ya tenía antecedentes con un muerto por bengala en 2011 durante un show de La Renga. Macri declaró: “es lo que sucede cuando se pasan por arriba de las normas”, normas que deberían haber sido cumplidas y controladas por el intendente Galli, de su mismo partido político.
En un primer momento se lo vinculó al Indio con la productora, pero en su declaración ante el fiscal éste lo negó. Si bien el público esperaba alguna declaración del artista, lamentablemente y pesar de los años de carrera y los múltiples shows masivos que carga sobre sus espaldas sólo pidió “que no compraran pescado podrido”, sin expresar alguna solidaridad o preocupación para con la víctimas.
No es la música la que mata, ni los jóvenes o las tribus que se agrupan y recorren el país con el rock como bandera. Son los empresarios inescrupulosos que encuentran en los gobiernos de turno y sus políticos en campaña permanente, terreno fértil para llevar adelante negociados millonarios a costa de la vida de los jóvenes. Lo sucedido en Olavarría es una cruda postal más de la precarización de la que son víctimas los jóvenes en todos los ámbitos en donde participan y de los fabulosos negocios llevados adelante entre los empresarios y los gobiernos de turno.
Queremos expresar nuestra solidaridad con las víctimas, sus familiares y amigos. Después de 11 años, como venimos haciendo con los familiares y víctimas de Cromañon, exigimos justicia ante un esquema corrupto y empresarial que se repite. Y que los jóvenes no son moneda de cambio para aumentar las ganancias de los empresarios. ¡Basta de impunidad de políticos y empresarios que juegan con la vida!
“Son pájaros de la noche que oímos cantar y nunca vemos. Cuando el granizo golpeó la campana sonó. despertó sus tristezas atronando sus nidos” Fragmento de la letra “Juguetes perdidos”, Redonditos de Ricota 1996 .