El Papa había dicho que serían apartados del sacerdocio, pero ahora podrán seguir siendo curas y solo se los sancionará con “una vida de penitencia y oración” y la “prohibición de ejercer públicamente su ministerio sacerdotal”. Eso implicaría que incluso sigan cobrando sus sueldos que aporta la Iglesia, parcialmente con fondos estatales en muchos casos, como lo es en Argentina. Más allá de que la Iglesia quiera mantener a sus pedófilos, exigimos que vayan presos y que se anule todo financiamiento estatal a la Iglesia.