Efectivamente la educación privada ha crecido en la Argentina en las últimas décadas. Hoy representa el 29,2% de la matrícula, con picos altos como 51% en Ciudad de Buenos Aires y 40% en el Conurbano bonaerense.
¿Cuál es la causa de este proceso? Por diversos factores, Ciudad de Buenos Aires, la más privatizada, es la que menos paros registra en las últimas décadas. En cambio Neuquén, una de las provincias con más conflictos sindicales en las últimas décadas solo tenía 16% de matrícula privada en 2015. Los hechos desmienten al gobierno y a los periodistas que le hacen el coro.
La verdadera causa de la privatización no son los paros docentes. La privatización es una política de estado que se ha profundizado desde que se inició la Reforma Educativa en Argentina en la década del 90 y continúa hasta hoy. Los organismos internacionales, como el FMI y el Banco Mundial, promovieron que los estados nacionales dejaran de sostener los sistemas educativos, transfiriéndolos a las provincias.
En el caso de nuestro país, este año se destinará sólo el 5,5% de su presupuesto nacional a educación. Por su parte, los gobiernos provinciales dedican el 30% promedio al financiamiento de sus sistemas provinciales con las consabidas diferencias de inversión por alumno que esto significa. Esos presupuestos provinciales son claramente insuficientes: 85% de sus gastos son para salarios. No tienen plata para comedores, infraestructura escolar ni formación docente.
Al mismo tiempo, se incrementan los subsidios del Estado a la educación privada, lo que favorece la privatización. En Provincia de Buenos Aires, el 60% de las escuelas privadas están subsidiadas y en la Ciudad de Buenos Aires el 70%. En 2016, por cada 2,7 pesos que el Estado invirtió en un alumno de escuela pública, destinó un peso a un alumno de la escuela privada. Es decir, que alrededor del 27% de los recursos estatales van a parar a la educación privada. La inversión por alumno en una escuela privada es siempre superior a la de una escuela pública, ya que se compone de lo que pone el Estado más lo que ponen las familias en concepto de aranceles, lo que permite mejores condiciones para educar.
El 47% de nuestros niños y adolescentes hoy son pobres y van a la escuela pública. Cada día más la escuela pública deja de ser un lugar de socialización entre clases sociales y en cambio se acrecienta la fragmentación por guetos sociales. La escuela pública concentra la pobreza y los casos más graves de marginalidad social. El Estado, que es responsable de esta realidad, favorece la diferencia social por escuela, subsidiando a la privada y reduciendo la inversión en la pública, que muchas veces no tiene clases porque no tiene agua, luz o las paredes están electrificadas o sus aulas inundadas.
Los socialistas planteamos que hay que suprimir los subsidios a la educación privada, como primer paso para la recomposición de un sistema educativo único nacional, sin diferencias por sector social.