Con la huelga se repudió el proyecto de contrarreforma laboral que se votará la próxima semana en el Congreso. Ella busca elevar la edad jubilatoria mínima a 65 años para los hombres y 62 para las mujeres, entre otras medidas antiobreras que intentan descargar el costo de la recesión sobre los trabajadores.
En todo Brasil resonó con gran fuerza la consigna “Fuera Temer”, contra el corrupto e impopular presidente que llegó al cargo en agosto de 2016 luego de una maniobra parlamentaria que destituyó a la presidenta Dilma Rousseff del PT. Temer, del PMDB, era aliado y vicepresidente de Rousseff desde el año 2010, pero en el marco de la crisis política rompió la alianza y terminó en la presidencia en medio del gran descrédito de los políticos tradicionales por la creciente movilización de los sectores obreros y populares ante los ajustes y los escándalos de corrupción del Lava Jato. Ahora la propia presidencia de Temer, la más impopular de Latinoamérica junto a la de Maduro en Venezuela, está cuestionada por el Tribunal Supremo Electoral, que estudia anular las elecciones de 2014 por la corrupción que envolvió a la campaña de Dilma y Temer.
La Corriente Socialista de los Trabajadores (CST), corriente interna del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), y sección de la Unidad Internacional de los Trabajadores- Cuarta Internacional (UIT-CI), participó de la jornada y ha planteado que es necesaria su continuidad con una nueva huelga general de 48 horas. “Es necesaria una reunión urgente de las centrales sindicales para debatir la continuidad de la huelga general y llevar estas deliberaciones para que las debatan los trabajadores en asambleas de base en sus lugares de trabajo y definir cómo continuamos. Se está hablando de una marcha nacional a Brasilia. […] lo que puede derrotar a Temer y sus contrarreformas es una nueva huelga general”
(CST, 28 de abril).