En estos días salió a la luz un peritaje de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) que descubrió como se hacía exactamente la truchada: en el sistema informático del Indec se había instalado un programa secreto llamado “Ipn_Calind_Pkg.SQL”, que fijaba un tope y recalculaba automáticamente a la baja los precios si estos superaban determinados valores.
Por supuesto que Moreno tenía métodos menos “tecnológicos” si algo se le escapaba: para eso disponía de su patota adentro del organismo para directamente amenazar a los trabajadores que no se sometían a la manipulación de los índices.
Este es el “otro candidato” que, junto con Filmus y el otrora independiente Itai Hagman, conforman la interna del peronismo en la Ciudad de Buenos Aires. Una auténtica vergüenza.