El concepto de “jornada intermitente” introducido en la reforma plantea que las remuneraciones pueden realizarse por horas o jornadas individuales trabajadas en vez de ser mensuales. Se restringe el derecho a la justicia laboral, al encarecerlo e imponer a los trabajadores que pierdan una demanda el pago de los costes judiciales, que anteriormente corrían por cuenta del Estado. Se reducen las bonificaciones por reducción del tiempo de almuerzo y de descanso. Se autoriza el aumento de la jornada laboral sin acuerdo previo con los trabajadores y se posibilitan jornadas de 12 horas diarias y 60 horas semanales, sin que se compute el tiempo de viaje como parte de la jornada laboral. Se amplía la tercerización para legalizar que abarque incluso las actividades principales de las empresas. Se reduce la responsabilidad patronal sobre las normas de salud, higiene y seguridad, a la mera obligación de instruir a los trabajadores sobre riesgos y protocolos de seguridad, incluso se autoriza a las trabajadoras embarazadas y lactantes a realizar trabajos insalubres. Se permite el trabajo esclavo, sin salario, en los sectores rurales.
El PT intenta evitar el encarcelamiento de Lula y procura un pacto político por el adelantamiento de las elecciones, por ello instruyó a sus burócratas sindicales a que bajaran la huelga general del 30 de junio, brindando una gran ayuda para los impulsores de esta reaccionaria ley. La CST-PSOL, partido hermano de Izquierda Socialista, viene planteando a la central sindical Conlutas, la Intersindical y otros sectores la urgente necesidad de convocar un plenario nacional de todos los sectores sindicales combativos dispuestos a seguir luchando con la consigna “Fuera Temer” y contra las reformas.