Las encuestas dicen que el 22 de octubre el gobierno puede mejorar los resultados de las PASO. Si bien una parte de sus votos provienen de la derecha conservadora -de aquellos que están de acuerdo con el ajuste, la reforma laboral o no les importa Santiago Maldonado-, también vota al macrismo un sector de trabajadores y de sectores populares. Se trata de compañeros de trabajo, estudio o barrio que están hartos de la corrupción y mentiras kirchneristas, que creen que la economía empezó a repuntar, que hay que esperar y aguantar a ver qué pasa, o que este gobierno, a diferencia del anterior, por lo menos termina las obras públicas. Otros creen que Macri “combate a las mafias”. Y están también quienes lo votarán con la “nariz tapada” porque no queda otra. Con ellos queremos dialogar.
A esos compañeros les decimos que no es cierto que los trabajadores estamos mejor. Hay 12 millones de pobres y un millón de desocupados. Los salarios perdieron rotundamente desde 2016 hasta ahora y el gobierno aspira a un techo del 9% para el año que viene cuando la inflación será del doble. El que tiene un trabajo está precarizado o sufre la amenaza del despido. Todo esto va a empeorar después de octubre, no a mejorar.
Es un verso de que “este es el gobierno de toda la historia que mayor proporción de gasto social tiene en su presupuesto”, como dijo el ministro Frigerio (Clarín, 10 de octubre). Lo que oculta el vocero de Macri es que a Salud solo se destina el 3,7%, a Educación el miserable 7% y a la deuda externa el doble y el triple.
El gobierno va a usar el voto para aumentar las tarifas del transporte en un 80%; el gas en noviembre; la luz en diciembre y otra vez en abril, y ya se liberó el precio de las naftas. Será un verdadero mazazo al bolsillo popular. Y si alguno está ilusionado porque le dieron un crédito para la “casa propia”, las cuotas se comerán porciones cada vez mayores de sus ingresos, tornándose a corto plazo impagables. Porque todo está hecho para el negocio de los bancos, los grandes ganadores con Macri, igual que lo hicieron con Cristina.
A esto hay que sumarle la reforma laboral que se viene con más flexibilización y superexplotación obrera. Se van a cambiar conquistas de los convenios colectivos de trabajo para bajar los “costos laborales” con la mentira de que eso ayudará a “mejorar la competitividad”, “vendrán nuevas inversiones” y “habrá trabajo para los jóvenes”. ¡No! Habrá más ganancias patronales, menos protección laboral, “salarios Mc Donald” (de pobreza), menos indemnizaciones y más esclavitud laboral. Todo esto con la complicidad de las mafias sindicales -que el gobierno encubre-, como la CGT, que le está dejando pasar el ajuste y viene avalando el tarifazo, la flexibilización y salarios a la baja.
Al día siguiente de las PASO Macri firmó un decreto para levantar más vías del tren y vender terrenos ferroviarios para el negocio inmobiliario. Para eso pide el voto. Para más ajuste y entrega, aunque lo encubre en un discurso “moderno” con palabras tales como “estamos avanzando, apostamos al futuro o estamos seduciendo al mundo”.
No hay que dejarse engañar. Para enfrentar al kirchnerismo no hay que votar por Macri, que va a pactar con el PJ (como ya se reconoce) para hacer pasar el mayor ajuste que preparan. Solo el Frente de Izquierda enfrenta el ajuste y levanta un programa económico alternativo para que haya trabajo, salario, educación, salud y vivienda con fondos de la fraudulenta deuda externa. Para eso necesitamos más diputados de izquierda, no de Cambiemos.