Era una parte fundamental del acuerdo del gobierno de Cambiemos con la oposición peronista: cómo se repartirá la plata y, en concreto, quién pagará el ajuste. Es que Macri está apretando a los gobernadores para que achiquen el gasto en sus respectivas jurisdicciones, a la vez que les plantea que bajen el principal impuesto provincial: Ingresos Brutos. Claro que a esto se le sumaba que está “al caer” un fallo en la Corte por lo que se le reconoce una enorme cantidad de dinero a Buenos Aires, a costa de las demás provincias, por una incorrecta distribución que venía de la época menemista, llamada Fondo de Reparación Histórica del Conurbano Bonaerense.
¿Qué se resolvió? Muy simple. La parte de la recaudación del impuesto a las ganancias que hasta hoy va directamente a la Anses para financiar pagos de jubilaciones, pasará a manos de las provincias. A cambio de todo ese monto que dejará de cobrar el organismo encargado de las jubilaciones y pensiones se lo “compensa” con el 100% de la recaudación del impuesto al cheque. Claro, con la trampa de que las empresas podrán “descontar” este impuesto de ganancias. En síntesis: la Anses pierde plata y nadie puede garantizar si la va a recuperar de algún lado.
Pero eso no es todo. A Buenos Aires, a cambio de que retire su demanda contra las demás provincias, se la “compensará” con otro dinero especial en los próximos años. Los fondos saldrán de lo que se ahorrará el gobierno por cambiar la fórmula de reajuste de las jubilaciones, pensiones y asignaciones universales por hijo. Se calcula que se trata de más de 120.000 millones de pesos por año, que serán redireccionados a la caja de Vidal para que los use a discreción.
En síntesis: los actuales jubilados (cuyo 75% cobra la mínima) serán quienes financiarán toda esta negociación entre Macri y los gobernadores. El año próximo cada jubilado perderá un promedio de casi 1.000 pesos de su ya miserable jubilación. Y, en el mediano plazo, el menor dinero que recibirá la Anses por dejar de cobrar su porción de impuestos a las ganancias (más las rebajas de aportes patronales que están en el proyecto de reforma laboral) terminará de vaciar las cajas jubilatorias, generando un grave problema para abonar las jubilaciones futuras. Los abuelos de hoy y de mañana serán, una vez más, el pato de la boda.
Todo este acuerdo está al servicio de garantizar el pacto entre macristas y peronistas de todos los sectores para dejar pasar el conjunto de las leyes de ajuste. Que, a su vez, tiene el objetivo de garantizar los pagos de deuda externa a costa del hambre del pueblo trabajador.
Tenemos que denunciar todo esto y salir a enfrentarlo, planteando que es inmoral que se use para otro destino la plata que se debe destinar para pagar las jubilaciones, exigiendo que se le pague el 82% móvil a todos nuestros abuelos, y explicando que la única salida viable es dejando de pagar ya mismo la fraudulenta deuda externa.