La noticia trascendió porque esta vez no se trató de las ya clásicas denuncias que venimos realizando desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda. Standard & Poor´s es una de las más renombradas empresas privadas del establishment financiero internacional que se dedican a “calificar” (algo así como “ponerles una nota”) a la economía de los distintos países. Una de las “voces autorizadas” del capitalismo imperialista. Su comunicado, dirigido a los grandes pulpos que se dedican a otorgar préstamos internacionales fue clarísimo: “Tengan cuidado al prestarle a la Argentina. Es uno de los cinco países más vulnerables del mundo, junto a Turquía, Egipto, Pakistán y Qatar”. Standard & Poor´s “avisa” que cualquier movimiento inesperado en la economía mundial (una crisis política, la suba de la tasa de interés de los Estados Unidos, una caída de una Bolsa importante del mundo, etcétera) repercutirá directamente sobre la Argentina. En una palabra, si la economía mundial se resfría, nuestro país sufrirá una pulmonía.
Aclaremos un poco más para nuestros lectores. Desde el ascenso de Macri venimos endeudándonos en forma astronómica: ya llevamos más de 120.000 millones de dólares (y si sumamos lo que está presupuestado para el año próximo pasaremos los 150.000). A esto hay que sumarle la deuda que nos quedó desde el kirchnerismo: era una mentira absoluta la afirmación de Cristina de que “nos estábamos desendeudando”. La realidad es que si sumamos toda la deuda, incluyendo el paquete también gigantesco del Banco Central (donde hay un billón de pesos en Lebac que vencen, y deben ser refinanciadas prácticamente cada 30 días) y las deudas provinciales, ya debemos más de 350.000 millones de dólares. Sencillamente impagable.
Lo que viene haciendo Macri no es novedoso. Simplemente le puso más velocidad a algo que hicieron todos los gobiernos, sin excepción, desde la dictadura: endeudarse más para pagar la deuda anterior. Claro que para poder hacer esto hay que desembolsar en efectivo todos los años los intereses que se van generando. Refinanciamos el “capital” de la deuda, o sea “nunca la pagamos” y cada vez debemos más. Y además, por supuesto, los intereses que hay que abonar año a año también crecen. Esta es, sencillamente, la bola de nieve de la deuda externa.
Así, para pagar nada más que los intereses, cada gobierno ajusta las demás partidas. En concreto: menos para los jubilados, menos para educación, menos para salud y más para la deuda. Este año vamos a terminar poniendo 16.000 millones de dólares en este concepto, dos veces el presupuesto de educación y tres el de salud. Y el año próximo será peor.
Lo que “advierte” Standard & Poor´s es que llegará el momento en que el monto de deuda a refinanciar será tan grande que la rueda se cortará, nadie querrá prestarle más a la Argentina ante el riesgo de no cobrar, y se irá a una nueva crisis. Esto ya lo conocemos: pasó en 1982, se repitió en 1989 y, más cerca en el tiempo, en 2001. Peor aún: cualquier problema nuevo en la economía mundial que, recordémoslo, todavía no salió de la crisis abierta en 2007, puede precipitarnos inmediatamente al abismo.
Standard & Poor´s saca este informe para avisarle a sus clientes, los pulpos financieros internacionales. Nosotros lo tomamos justamente para lo contrario: los trabajadores deben saber que hasta los mismos pulpos saben que seguir endeudándonos no cierra. Y están dispuestos a que seamos nosotros los que paguemos los platos rotos.
¡Este modelo no va más! Es ajuste y hambre para hoy, pero encima no hay ningún futuro de “crecimiento económico, más empleo e inversiones”, como nos quieren hacer creer desde el macrismo. Lo que va a terminar pasando es que, más temprano que tarde, nos encaminaremos a una nueva crisis de deuda externa. Por eso, volvemos a insistir lo que venimos afirmando desde hace años: la única salida pasa por suspender ya mismo los pagos de deuda externa, repudiarla de conjunto y romper con los organismos financieros internacionales que “recomiendan más endeudamiento y más ajuste”. Debemos pasar a utilizar todo ese dinero que hoy se va por ese barril sin fondo para lanzar un gran programa de emergencia, que empiece con un plan de obras públicas para construir viviendas populares y así resolver el drama del desempleo, a la vez que aumentar los presupuestos de salud y educación, garantizar un salario mínimo igual a la canasta familiar para todos los trabajadores y el 82% móvil para los jubilados.