La contrapartida es la presencia de fuerzas represivas (gendarmería, prefectura, policías) a las que se las equipa y “moderniza” para la represión de las protestas. O el dinero que se pone para espionaje interno, incluyendo programas sofisticados como el Proyecto X.
La Gendarmería Nacional ya hace tiempo que pasó a ser una fuerza de choque a la que se traslada por todo el territorio nacional para reprimir la protesta social. Así fue como actuó en la represión que culminó con la muerte de Santiago Maldonado.
La Prefectura pasó a cumplir el mismo rol que la Gendarmería. Así su “fuerza de elite”, el grupo Albatros, terminó reprimiendo a los mapuches en el lago Mascardi y asesinando a Rafael Nahuel.
El Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, la Gendarmería y la Prefectura son hoy incapaces del más mínimo cuidado de nuestras riquezas. Pero sí han sido equipadas y entrenadas para la represión, a nivel local e incluso internacional, como se vio en los más de trece años en que el Ejército Argentino operó como tropa de la Minustah, haciendo de “policía” y reprimiendo al pueblo haitiano tras la invasión norteamericana de 2004.
Por eso exigimos que se desmantele el aparato represivo y que se sepa toda la verdad sobre la tragedia del submarino.