Recordemos que cuando se realizó su primera reunión, en Seattle -Estados Unidos- se produjeron inmensas movilizaciones para repudiarla, que dieron origen a lo que en la década pasada se conoció como el “movimiento antiglobalización”. Fue por eso que su cuarta Conferencia Ministerial, realizada en 2001, tuvo que ser llevada a Qatar. Fue la llamada Ronda de Doha, donde se planteó como sus objetivos inmediatos “la incorporación de los países en vías de desarrollo a los beneficios de la liberalización del comercio mundial, así como la ampliación de esta liberalización”.
Hasta ahora las discusiones en la OMC giraron, básicamente, alrededor de los subsidios agrícolas. Más allá de las contradicciones entre los Estados Unidos y la Unión Europea al respecto, el conjunto de los países capitalistas imperialistas exigen, como compensación a las rebajas de sus subsidios agrícolas, que los países con menor desarrollo, como la Argentina, amplíen la apertura de sus mercados industriales y comerciales y liberalicen sus legislaciones sobre inversiones extranjeras.
La realización de la reunión de la OMC en Buenos Aires es un gesto de Macri hacia el imperialismo. Quiere demostrar que “hace bien los deberes”. Como reconocimiento, ya que hablamos de comercio, Estados Unidos solo le permitió la entrada de limones, cerrándose ante cualquier otro producto, como recientemente fue el caso del biodiésel. Si hasta el momento las discusiones en la OMC giraban alrededor de los aranceles agrícolas y apertura de mercados no agrícolas, en Buenos Aires se discutirá sobre el comercio electrónico (e-commerce). Sucede que el comercio de bienes y servicios digitales está teniendo en el mundo un crecimiento exponencial. En algunos años representará un alto porcentaje del comercio global. Al tener los países imperialistas el mayor desarrollo en la tecnología de punta, aspiran a lograr un marco básico internacional para regir este nuevo ámbito del comercio, máxime considerando que se trata de transacciones que cruzan las fronteras con mucho más facilidad que los bienes físicos. Las grandes corporaciones quieren asegurarse el acceso a todos los países del mundo para “el comercio libre” sin aranceles ni restricciones. Estas intenciones van en contra de los intereses de los países que aún no tienen desarrollada su capacidad tecnológica. Por ejemplo, significará que no se podrá discriminar a favor de proveedores locales, ni aplicar tarifas para beneficiar la producción local. Macri le sirve la mesa a la OMC: en Buenos Aires las multinacionales continuarán organizando la colonización de los pueblos del mundo.
Desde Izquierda Socialista, junto con todas las organizaciones que están repudiando esta reunión, decimos ¡No a la OMC! Y llamamos a movilizarnos para repudiarla.