El intento de achique originó el conflicto, los despidos y la respuesta de los obreros que tomaron la planta para resguardarla del vaciamiento y cuidar su fuente de trabajo. Durante estos meses hicieron todo tipo de actividades públicas, colectas y marchas para sostenerse sin cobrar los sueldos. A espaldas de los trabajadores que la ocupan, la burocracia del sindicato maderero pactó con el gobierno la reapertura con la mitad de los operarios, y junto con los empresarios solicitó ante la Justicia el desalojo. Presurosos y a tono con la política nacional, el gobierno y la Justicia neuquina ejecutaron el desalojo con inusitada violencia el viernes 8 de diciembre a primera hora, con la acción de decenas de policías y una lluvia de balas de goma y gases lacrimógenos. Además de varios heridos se llevaron detenidos a cinco obreros que hacían la guardia nocturna, entre ellos a un compañero con 47 años de antiguedad en la planta. Al rato, a medida que iban llegando militantes de distintos sindicatos (ceramistas, docentes)y organizaciones de izquierda, una nueva represión cobró más heridos, entre ellos el compañero Raúl Godoy, diputado del PTS/FIT, que fue baleado a muy corta distancia en la pierna, originándole múltiples heridas y la fractura del peroné. Como comentó un obrero herido: “En lugar de trabajo nos dan balas”.
La respuesta al desalojo y la represión fue la instalación de un campamento obrero frente a la fábrica, con apoyo permanente de los que acompañamos esta lucha, y la convocatoria a un paro provincial con movilización que se cumplió masivamente el lunes 11, con una gran columna encabezada por los trabajadores de MAM. En menos de quince días dos actos represivos a gran escala fueron llevados adelante por el gobierno provincial, uno contra los trabajadores de la salud, y el último contra los obreros de MAM. Dos paros y marchas multitudinarias fueron la respuesta.