Se produjo una auténtica rebelión popular en defensa de los jubilados. El lunes 18 más de 150.000 personas se movilizaron a la Plaza del Congreso y permanecieron horas a pesar de la represión policial. También hubo movilizaciones en Córdoba, Neuquén, Rosario, Tucumán y otros lugares del país. Por la noche se dio un gran cacerolazo y desde muchos barrios porteños se volvió a marchar al Congreso.

El gobierno y los medios de comunicación trataron de tapar todo esto, incluyendo la feroz represión, con el cuento de los “grupos minoritarios violentos”. Pero no pudieron. La movilización popular hizo caer la sesión del jueves 14 y obligó al gobierno a inventar el miserable bono compensatorio, como excusa para sumar a más diputados opositores. Pero ni así logró convencer a millones que, aún hoy, y a pesar de la feroz campaña demonizadora contra “la violencia” de la izquierda, siguen repudiando el robo del gobierno a los jubilados.

Esta es la realidad: Macri le quitó 100.000 millones de pesos a los abuelos para seguir pagando una deuda fraudulenta y creciente.

Ahora vendrá por los despidos de empleados públicos, la reforma laboral y nuevos tarifazos, empezando con el transporte. Y ya se prepara para poner techos salariales a la baja en las próximas paritarias. Esas son las luchas que se vienen en los primeros meses de 2018. Por eso tenemos que seguir la pelea, aprovechando la fuerza que nos dio el actual repudio popular al gobierno. El que obligó a los traidores del triunvirato de la CGT a llamar a un paro nacional, aun cuando después no lo llevaron hasta el final, con la UTA boicoteándolo. Esto nos demostró que no podemos confiar en estos dirigentes. Por eso tenemos que organizarnos desde abajo, apoyar a todos los que luchan y estar en la primera fila de la pelea contra el ajuste, tal como lo hicieron el sindicalismo combativo y la izquierda. Por eso le seguimos exigiendo a la CGT que rompa su pacto con el gobierno y que convoque a un verdadero paro nacional y un plan de lucha. Al mismo tiempo llamamos a organizar y coordinar nuevos paros y medidas a las CTA, a la Corriente Federal y a los demás sectores opositores junto al sindicalismo combativo. Porque la bronca y la movilización demostraron que se puede derrotar el ajuste.