Lula fue condenado por corrupción. Ante el debate sobre si hay que defenderlo o no, o si hay en curso un “golpe de la derecha”, Izquierda Socialista sostiene que Lula es parte de los gobiernos capitalistas que defienden intereses de arriba con corrupción. Lula traicionó a la izquierda y a los trabajadores. Por eso la verdadera izquierda no lo puede defender.
Escribe Juan Carlos Giordano Diputado nacional Izquierda Socialista/FIT
Muchos trabajadores y jóvenes podrán creer, o se preguntan, sobre si es cierto o no que Lula fue condenado sin pruebas por “la derecha”, o si lo quieren proscribir para las presidenciales de octubre. Comprendemos esas inquietudes, que pueden ser generadas por los fallos de una justicia patronal acomodaticia al poder de turno, o por la campaña de que hay un golpe enarbolada por parte de Lula, el PT, el kirchnerismo y la centroizquierda en la Argentina.
Desde Izquierda Socialista somos claros: opinamos que Lula representa una falsa izquierda que se corrompió gobernando para los ricos y las multinacionales y que, por lo tanto, no hay que apoyarlo ni defenderlo, sino que hay que luchar para que todos los corruptos vayan presos, en Brasil, la Argentina o donde sea.
Hechos contundentes
Lula dice que lo condenan sin pruebas, pero los hechos son contundentes. No se trata solo de que se quedó con un departamento en Guarujá como parte de las coimas que recibió junto al PT, sino que Lula encabezó una verdadera trama por la cual ya están en la cárcel José Dirceu, ex hombre fuerte del PT y jefe de gabinete de Lula, condenado a 23 años de prisión; el tesorero del PT y decenas de políticos del partido de Lula.
Petrobras licitaba obras a empresas como Odebrecht como parte de un programa impulsado por Lula cuando era presidente junto a su entonces ministra de Energía, la ex presidenta Dilma Rousseff. Petrobras pedía sobornos que luego repartía entre el gobierno y partidos patronales, entre ellos el PT de Lula–Dilma y el PMDB de Temer.
Odebrecht –durante el gobierno lulista– replicó ese “modelo” de sobornos en la Argentina (con Cristina Kirchner y ahora Macri) y la Venezuela de Chávez–Maduro. En Perú está preso el ex presidente Ollanta Humala y prófugo el otro ex, Alejandro Toledo, y Macri y el presidente Santos de Colombia reconocieron que Odebrecht financió sus campañas electorales. O sea, se digan “de derecha o de centroizquierda”, todos estos políticos están involucrados en este entramado capitalista corrupto, mientras pierde el pueblo trabajador.
Lula no es de izquierda
Lula llegó al gobierno en 2003 con el prestigio de haber combatido a la dictadura brasilera, ser obrero industrial y haber fundado el Partido de los Trabajadores (PT) que decía luchar por un gobierno de los trabajadores. Ganó con la consigna “trabajador votá trabajador” generando una gran ilusión en millones de obreros y el pueblo pobre. Pero luego de trece años de gobierno fueron millones también quienes terminaron repudiándolo. ¿Qué pasó en el medio? Lo que ocurrió con todos los gobiernos latinoamericanos de doble discurso: usaron el apoyo popular para gobernar para los bancos, las multinacionales y el imperialismo.
Lula abandonó los principios originarios del PT, traicionó a la clase obrera y pasó a gobernar para los patrones. Representa a una falsa izquierda que se corrompió al servicio de gobernar para los de arriba.
Lula habla de un “golpe de la derecha” y sus defensores lo hacen posar como que “es de izquierda”. Nada más lejos de la realidad. No solo que Lula reconoció que no es de izquierda, sino que la campaña intenta encubrir que gobernó con la derecha (Temer fue el vice de Dilma); que en las pasadas elecciones el PT fue en listas comunes con el partido de Temer en muchos distritos; el PT impulsó la Ley Antiterrorista (¡que sí violó las libertades democráticas persiguiendo luchadores y jóvenes!); reprimió la protesta social y puso de ministros a agentes de los bancos y a oligarcas. Hasta el propio Lula acaba de declarar que, de ganar las elecciones, no revisaría las medidas de ajuste de Temer!
También dice que su condena es “un golpe a las libertades democráticas” porque no se podría presentar a las elecciones. Pero son sus propios hechos los que lo condenan. Además, fue su gobierno el que para posar de “transparente” impulsó la ley para que los condenados por corrupción no puedan ser candidatos.
Izquierda Socialista no impugna que Lula pueda ser candidato. Lo que repudiamos es la campaña mentirosa del PT de la “proscripción” para desviar la lucha contra los ajustes y los corruptos, sean Lula, Temer y todos los políticos patronales acusados. No se trata entonces de ningún golpe o violación a supuestas libertades democráticas conculcadas, sino de pelear para que los corruptos vayan presos.
Cárcel a los corruptos, abajo el ajuste de Temer
El debate es muy importante ya que, si hay que defender a Lula como sostienen sus seguidores, se llegaría al extremo de tener que pedir por la libertad de los políticos corruptos que ya están presos en Brasil o, en Argentina, reclamar por De Vido, Jaime, Lázaro Báez o participar de los actos en defensa de Cristina ante las causas por corrupción.
Para Izquierda Socialista todo corrupto debe ir preso y devolver lo que se robó. No ponemos las manos en el fuego por ninguna justicia. Si los jueces están obligados a investigar es fruto del reclamo popular que viene de hace años para que los corruptos vayan presos. Esta pelea debe ir unida a la de terminar con los planes de ajuste capitalistas de los gobiernos patronales, sean “progresistas” o de “derecha”, como el que está aplicando Temer (y antes Lula). Por eso discrepamos con las posturas de los compañeros del PTS y el PO. El partido aliado al PTS en Brasil (MRT) habla de que esto es una “continuidad del golpe institucional que secuestró el derecho al voto de decenas de personas al destituir a Dilma”, y el Partido Obrero llama a “derrotar esta tentativa reaccionaria” contra Lula.
El centro de la realidad política de Brasil no pasa por defender a Lula como proclaman el PT, su central sindical (CUT) y las conducciones de los movimientos sociales (todas ellas dirigidas por el PT y el estalinista PCdoB), sino intervenir en la crisis en curso con una política para derrotar el brutal ajuste, por fuera Temer, su reforma jubilatoria, la reforma laboral y su plan económico de entrega. La CUT viene de desactivar la huelga general del pasado 5 de diciembre, cuando lo que hace falta es un plan de lucha consecuente. También hay que dar pelea electoral con un frente de izquierda contra todas las variantes patronales, con una candidatura y un programa de independencia de clase en defensa de la clase obrera y el pueblo brasilero, como lo propone nuestro partido hermano, la Corriente Socialista de los Trabajadores (CST) en el PSOL.
Temer, sobre Lula El reaccionario presidente de Brasil dijo: “Desde el punto de vista político me gustaría que Lula pudiera disputar la elección y sea vencido. Pero si no puede participar eso tensionará al país y debemos distender las relaciones porque Brasil vive en tensión permanente”, (San Pablo EFE-AFP, citado por Clarín 30/01). Esto demuestra que no hay en curso ningún golpe destituyente por parte del gobierno de Temer contra Lula. |
El “Mensalao” Se denominó Mensalao (o “gran mensualidad”) al proceso judicial por la compra ilegal de votos de diputados en el Congreso brasilero durante el primer gobierno del PT para votar la reforma jubilatoria de Lula en 2003. |
Debate en el PSOL El Partido Socialismo y Libertad (PSOL, según sus siglas en portugués) es el principal y más dinámico partido de la izquierda brasilera. Fue fundado en 2004, luego de que el PT expulsara a los diputados radicales Babá, Luciana Genro y Heloisa Helena, que se opusieron a la reforma previsional y a la política de conciliación de clases del gobierno de Lula. |