Mientras el presidente repartía alfajores Cachafaz entre los grandes empresarios en Davos, decía: “Nosotros vamos a cortar el pasto, ustedes hagan los goles”. Esta frase pronunciada en ese foro elitista y oligárquico tiene un claro mensaje: “Cambiemos hará el ajuste para asegurar las ganancias empresariales”. No hay con qué darle, cada vez queda más claro que estamos ante un gobierno para los ricos y las multinacionales dispuesto a llevar adelante miles de despidos (que en la mayoría de los casos incluye a delegados y activistas), robo salarial y entrega del país en beneficio de una minoría de parásitos capitalistas. Con el verso de que “la Argentina volvió al mundo”, Macri está dando una nueva vuelta de tuerca para que sigamos siendo una semicolonia de los capitales extranjeros y sus socios locales.
Mientras el presidente habla de “modernizar” el trabajo y critica a los docentes porque supuestamente se niegan a adecuarse “al nuevo conocimiento” que invade al mundo… ¡despide a profesionales de la salud en el Posadas, a ingenieros y técnicos del INTI y a trabajadores de Ciencia y Tecnología! Y lo hace mandando la policía o la gendarmería para reprimir, impedir asambleas o amedrentar. ¡A Macri no le importa ningún “conocimiento” sino intentar poner de rodillas a la clase obrera atacando los puestos de trabajo, despedir profesionales especializados en áreas estratégicas y abaratar los salarios para las ganancias patronales!
El presidente acaba de anunciar un recorte en los ministerios que él mismo creó en 2015 y el “congelamiento” de los ingresos de quienes ganan más de 150.000 pesos. Quiere usarlo de antecedente para hacer lo mismo con los sueldos de miles de estatales, que ganan diez veces menos. ¡Hay que pararle la mano!
La rebelión de diciembre pasado contra el robo a los jubilados y el escándalo del ministro Triaca de tener a una empleada en negro que había sido designada en la intervención del sindicato SOMU –mientras el gobierno hace campaña contra las mafias sindicales– ha llevado en estos dos meses a que la imagen del presidente caiga estrepitosamente. Perdió 14 puntos. Hasta los medios de comunicación afines no pueden ocultar la ruptura de sus propios votantes. El 66% de la población exige que renuncie Triaca, el 61% repudia el ataque a los jubilados y el 53% está en contra de la reforma laboral. Millones han hecho “el click”, dándose cuenta de que el discurso de Cambiemos es puro verso. Está más claro que el “reformismo permanente” –como cataloga el gobierno a sus medidas de ajuste– es atacar a los de abajo para beneficiar a los de arriba. Que Macri es sinónimo de despidos, bajos salarios y que del cuento de los “capitales” que van a venir para supuestamente salvarlos, la gran mayoría son especulativos (el 80% de la inversión extranjera), y están destinados a la timba financiera, mientras se siguen yendo millones de dólares por la fuga de capitales y los pagos de la fraudulenta deuda externa. ¡Macri hasta tuvo la caradurez de reunirse con el CEO de PepsiCo, la multinacional que cerró la planta en la Argentina dejando a 600 familias en la calle con el aval del Ministerio de Trabajo!
El presidente no está solo. Aplica el ajuste de la mano de los gobernadores (del PJ, Schiaretti en Córdoba, el “Partido Socialista” de Santa Fe, el MPN en Neuquén y otras variantes patronales) y de la traidora CGT. Los gobernadores acordaron con Macri el Pacto Fiscal a cambio de fondos nacionales y de aplicar el ajuste en sus provincias. El PJ, que viene de una crisis tremenda, está haciendo algunas reuniones para reacomodar la tropa. En esas tertulias se esbozan algunas frases tales como que hay que “unificarse para enfrentar el ajuste”, el mismo verso que quisieron vender en las elecciones para terminar pactando con Macri mientras aplicaban idéntico ajuste donde gobiernan. Todos están a favor de ponerle un techo a las paritarias, del robo salarial, los despidos y los tarifazos.
Pero si hay algo visceralmente repudiable son los burócratas sindicales de la CGT. Héctor Daer (del triunvirato) acaba de afirmar que está de acuerdo en apoyar la reforma laboral si se desdobla en varias leyes. Por otro lado están Acuña y Schmidt (también del mismo triunvirato) quienes se reunieron con Moyano y Barrionuevo en Mar del Plata. Sacaron una declaración con duros términos contra Macri. Pero no se los ve en ninguna lucha, ni en la del Posadas, ni en el INTI, ni en la pelea contra los despidos en Río Turbio.
Hugo Moyano, acorralado por las causas judiciales en Independiente y las denuncias por sus negocios familiares en el sindicato de Camioneros, ahora es crítico, luego de que junto a Luis Barrionuevo apoyaran a Macri. Su hijo Pablo Moyano –quien acaba de participar del plenario del PJ bonaerense llamando a la “unidad del partido contra el ajuste” y haciéndole un guiño (igual que su padre) a que en ese rejunte también esté Cristina Kirchner– ha anunciado una marcha de su gremio para el próximo 22 de febrero ante el intento de cambio de convenio. También ha anunciado medidas de fuerza la Bancaria de Palazzo contra la burla del 9% que le quieren dar en la paritaria y contra el ataque a las jubilaciones de los bancarios en la provincia de Buenos Aires por parte de la gobernadora Vidal. Los docentes, a quienes les anularon la paritaria nacional, es probable que tomen medidas cuando se inicien las clases.
Ante este panorama y más allá de las diferencias con los Moyano (Camioneros no convocó a las marchas contra el robo jubilatorio en diciembre), saludamos que ante la tregua de la CGT llame a una gran marcha, como anunció, para el 22. Si se convocara a Plaza de Mayo sería la oportunidad para que aglutine al conjunto de los reclamos, contra los despidos y el robo salarial. Por eso consideramos que esa marcha no debería ser solo de Camioneros, la Bancaria se podría sumar, o algunos otros gremios. Hay que aprovechar para que sea una acción de todo el movimiento obrero. Moyano debería llamar a que se concrete un paro general de la CGT como lo viene reclamando el sindicalismo combativo, exigiendo esa medida y convocando a todos los gremios y sectores que estén de acuerdo en impulsarlo como parte de un plan de lucha nacional para derrotar el ajuste. Ese reclamo empieza a recorrer las asambleas y marchas de los trabajadores del Posadas, el INTI y demás peleas en curso.
Llamamos a rodear de solidaridad los conflictos y a coordinarlos. Y a hacer asambleas en cada lugar de trabajo para votar que la CGT rompa la tregua, exigiendo paro general y un plan de lucha para unificar al movimiento obrero para derrotar el ajuste. Para que se prohíban los despidos y suspensiones. Romper el techo del 15% en las paritarias y que todo trabajador gane como mínimo el valor de la canasta familiar, que ronda los $25.000. No a la reforma laboral y a los convenios a la baja. ¡Abajo el ajuste de Macri!