Escribe Guido Poletti
El gobierno de Macri anunció esta semana una noticia cuanto menos sorprendente. La pobreza se habría reducido a fines de 2017 a 25,7% desde el 30,3% de igual período del año anterior. En números esto significaría que la Argentina pasó de 12.300.000 a 10.400.000 pobres. Así, 1,9 millones de personas dejaron de ser pobres y habría 600.000 indigentes menos.
La sorpresa y la indignación fueron generalizadas. ¿Cómo es posible que se sostengan esos valores cuando desde el comienzo del gobierno de Macri se incrementó la desocupación y que los diferentes ajustes pulverizaron salarios y jubilaciones?
Como siempre, con los números se puede demostrar casi cualquier cosa. Veamos: el cálculo de los niveles de pobreza se determina a partir de un valor mínimo de ingresos (17.000 pesos). Toda familia que supere ese valor deja automáticamente de ser considerada “pobre”. Pero cualquier suma mínima de lo que tiene que gastar una familia tipo (dos adultos y dos niños en edad escolar) supera largamente ese valor.
Eso no es lo peor. Desde fines de 2017 se produjo una nueva ola de aumentos (la inflación de los cuatro primeros meses del año orillará el 9%). Tanto los salarios como las jubilaciones perdieron claramente frente a los precios. Por lo que el simple ejercicio de actualizar esa canasta a hoy dejará nuevamente a muchísimas familias otra vez por debajo de esa supuesta línea de pobreza.
Por otra parte, para calcular realmente la pobreza no alcanza simplemente con fijar un nivel mínimo de ingresos. También hay que tener en cuenta el acceso de las familias a las necesidades básicas, como vivienda, salud y educación. ¿O acaso se puede decir que no es pobre una familia que vive en un barrio precario o en un asentamiento sólo por el hecho de que “sume” un poco más de 17.000 pesos de ingresos entre todos sus miembros? ¿Puede considerarse “por encima del nivel de pobreza” a los miles que hacen cola desde la madrugada en los hospitales públicos para conseguir un turno que con suerte es otorgado para seis meses más adelante?
El macrismo se aprovecha de los números truchos del Indec que venía elaborando el kirchnerismo (recordemos que Aníbal Fernández llegó a decir durante su mandato que “teníamos menos pobres que Alemania”, y el ministro Axel Kicillof que “no había que medir la pobreza para no estigmatizar”) para sostener falsamente que “hoy hay menos pobres que en 2003”. La realidad es que todos los informes alternativos, empezando por el del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, sostienen que la pobreza en nuestro país sigue por arriba del 30%. Uno de cada tres argentinos es pobre. Peor aún: uno de cada dos niños argentinos es pobre. La pobreza fue una dura realidad durante el kirchnerismo y lo sigue siendo y se profundiza con el macrismo. Es vergonzoso que se trate de jugar electoralmente, al mejor estilo Durán Barba, con esta dolorosa situación. Para luchar verdaderamente contra la pobreza es necesario comenzar por dejar de pagar ya mismo la deuda externa, para volcar todos esos recursos a resolver las más urgentes necesidades populares de trabajo, salario, vivienda, educación y salud.