Escribe Mercedes Trimarchi, Diputada electa de la provincia de Buenos Aires por Izquierda Socialista/FIT
Desde 1998, y por un decreto del gobierno peronista de Carlos Menem, se declaró al 25 de marzo como el “día del niño por nacer”. Desde entonces, los sectores reaccionarios y antiderechos de las mujeres, utilizan esta fecha para movilizarse contra el derecho al aborto. En esta oportunidad, y a días de que comience el debate parlamentario, diversas ONG nucleadas en “Unidad Provida”, la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera), la jerarquía de la Iglesia Católica y filiales de la Universidad Católica, organizaro
En la marcha estuvieron presentes Mariana Rodríguez Varela -ideóloga de la manipuladora campaña “El Bebito” que consiste en repartir réplicas de fetos de plástico- la defensora de genocidas Cecilia Pando y el nazi Alejandro Biondini. Por su parte, el senador y ex ministro de Educación Esteban Bullrich hizo alusión a la fecha a través de las redes sociales, dejando en evidencia su postura reaccionaria contra las mujeres. También vía redes sociales, setenta obispos impulsaron una campaña con el hashtag #TodaVidaVale. Denunciamos la hipocresía de estos sectores reaccionarios que dicen estar a favor de la vida cuando en realidad defienden el aborto clandestino.
El debate sobre la vida humana
Los sectores antiderechos pretenden igualar la condición de feto con la de persona humana. Pero lo cierto es que un embrión no es una persona, tanto en el plano jurídico como científico. Desde el plano jurídico, por ejemplo, los derechos civiles que se puedan reconocer son para los nacidos con vida. Desde el punto de vista científico un embrión en gestación no es un ser humano, es un embrión. Es equivocado poner como sinónimos embrión/feto a bebé/persona porque no lo son. En este sentido, la única vida humana que se pone en riesgo con el aborto clandestino es la de la mujer. Por eso insistimos en que los sectores que se movilizaron no están a favor de la vida, sino del aborto clandestino, que es el que termina con la vida de las mujeres pobres.
Es falso también el argumento que utilizan diciendo que si se legaliza el aborto las mujeres van a practicarlo más. La realidad demuestra que en los países donde se legalizó bajó considerablemente la cantidad de interrupciones de embarazos porque la cadena para evitar llegar al aborto funciona mejor. En nuestro país, por ejemplo, aún siendo ilegal aproximadamente unas 500.000 mujeres abortan por año. En el Estado Español, donde es legal, lo hacen unas 94.000. Además de reducir el número de abortos, en los países donde está legalizado no hay registro de enfermedades derivadas o complicaciones y tampoco muertes, ya que la intervención es segura.
El movimiento de mujeres viene reclamando terminar con el aborto clandestino, que se practica en pésimas condiciones con enormes secuelas para la vida y la salud. Por eso apoyamos el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto que exige que sea legal, seguro y gratuito para que sea garantizado tanto en el sistema público de salud como en las prepagas.