Daniel Ortega se envalentonó luego de que su “operación limpieza” lograra desalojar la semana pasada a los activistas en las calles y barricadas de Masaya y otras localidades. Ahora rechaza toda negociación con la Iglesia Católica y otros sectores para adelantar elecciones, pero siguen las movilizaciones masivas en Managua.
Miles de militares, policías y paramilitares se han lanzado en todo el país reprimiendo duramente a los manifestantes que reclaman que se vaya Ortega, al que denuncian por corrupto y dictador. Hasta el 10 de julio se contaban 306 civiles muertos entre la oposición al gobierno y 45 bajas entre las fuerzas represivas. Esa cifra necesariamente habrá aumentado con el accionar represivo de los últimos días, en particular durante el ataque a Masaya el 18 de julio.
A pesar de la durísima represión y de que el gobierno salió a rechazar cualquier negociación sintiéndose fortalecido, el 20 de julio hubo una gran movilización en Managua con miles de manifestantes reclamando el fin de la represión y que se vaya Ortega.
Mientras tanto el imperialismo yanqui pretende presionar al gobierno de Ortega con nuevas sanciones económicas contra Nicaragua. Como sabemos, esas sanciones golpean fundamentalmente al pueblo y no favorecen ninguna salida positiva. Tampoco responde a las demandas del pueblo movilizado la postura de la Iglesia Católica de negociar un adelanto de las elecciones presidenciales (que deberían ser en 2021) para 2019 y controladas por el mismo gobierno de Ortega.
Como venimos sosteniendo desde estas páginas la solución pasa por seguir avanzando con la movilización, la organización popular y la formación de comités de autodefensa la constitución de una coordinadora de la juventud y el campesinado para terminar con el gobierno patronal y represivo de Ortega avanzando hacia un gobierno de los trabajadores, los campesinos y la juventud.
G.M.