Fabiana Reina es una médica ginecóloga de la provincia de Tucumán que acaba de ser víctima de un terrible escrache con insultos e intimidaciones por el solo hecho de cumplir con su trabajo y garantizar el aborto no punible de una niña de 11 años víctima de una violación. Su práctica está amparada en el Código Penal de 1921 y en el fallo de la Corte Suprema de Justicia de 2012 que reafirma que deben garantizarse los abortos en los casos de violación o ante el peligro de salud integral de las personas gestantes.
Nuevamente, los sectores antiderechos que se encuadran en la reaccionaria Iglesia Católica vuelven a demostrar de qué lado están: defienden a los violadores mientras persiguen a los trabajadores que garantizan el derecho a la salud y a las mujeres y niñas que solicitan interrupciones de embarazos producto de situaciones de aberrante violencia. Esa misma Iglesia Católica fue la que impulsó hace pocos años atrás que los médicos denunciaran y encarcelaran a Belén, una joven tucumana que sufrió un aborto espontáneo en un hospital público de la provincia.
Como en el caso anterior, el apoyo del movimiento de mujeres y los profesionales de la salud no se hizo esperar. Desde la Cicop, la Red de Profesionales por el Derecho a Decidir de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto y otras organizaciones llegaron declaraciones de solidaridad con la médica y se realizó un gran pañuelazo en repudio a los sectores clericales que se oponen a los derechos de las mujeres.