Escribe José Castillo
Los docentes de todas las universidades nacionales están de paro. También las escuelas preuniversitarias. Esta semana debían comenzar las actividades de la segunda mitad del año. Pero la bronca es tan grande que todas las federaciones nacionales que agrupan a los profesores e investigadores comenzaron con medidas de fuerza. No sólo la Conadu (Histórica) que votó no iniciar las clases, con un cese total de actividades toda la semana y asambleas el viernes para evaluar cómo continuar. Incluso las federaciones que normalmente carnerean por sus mayores vínculos con las autoridades o la burocracia sindical, como Conadu y Fedun, tuvieron que lanzar medidas de fuerza. La contundencia de la medida es inédita, infinitamente superior a cualquier paro universitario de los últimos años.
Es que los docentes universitarios tenemos nuestros salarios congelados desde el mes de noviembre, además de la pérdida que acumulamos de los años anteriores. Miles de compañeros siguen revistando como “ad honórem”, es decir que trabajan gratis. Y a esto hay que agregarle que el gobierno nacional ha congelado el envío de las partidas presupuestarias a las 55 universidades del país desde el mes de abril, con la consecuente paralización de obras y la dificultad para la continuidad de las actividades académicas cotidianas. Se calcula que, a la fecha, el dinero retenido asciende a 12.000 millones de pesos.
¡Exigimos un 30% de aumento salarial inmediato, reajustable mensualmente por la inflación!
¡No al ajuste en las universidades!
¡Plata para educación, no para la deuda!