El pasado 13J fue noticia el voto negativo de Luis Contigiani, el único diputado nacional del Partido Socialista (PS) y uno de los más fervientes opositores al proyecto de legalización del aborto. Contigiani llega a la Cámara de Diputados por la profunda crisis del Partido Socialista, que ante el riesgo de perder la provincia en manos de PRO, optaron por resguardar a todas sus principales figuras, entregando la cabeza de lista a un ex radical.
El gobernador Lifschitz -firmante del pacto fiscal con Macri-, fue directamente quien puso a Contigiani para encabezar la lista de diputados nacionales en 2017, por su trayectoria como secretario de Agricultura en la gestión de Bonfatti y como ministro de Producción durante su mandato. “Los principales dirigentes del socialismo sabían cuál era mi posición en este aspecto”, dijo el propio Contigiani.
El PS asegura tener en su programa la legalización del aborto, pero en el momento histórico en que la ley se votó, su único representante votó en contra. Durante los meses de debate previo a la votación, el PS intentó lavarse la cara jactándose de no tener una mujer muerta por abortos clandestinos en la ciudad de Rosario en los últimos seis años, aunque gobiernan hace veintinueve. Lo que no dicen, es que no fueron sus políticas públicas las que lograron esos resultados, sino años de organización de los profesionales de la salud de la ciudad quienes lucharon por crear las consejerías en salud sexual y reproductiva. De más está decir que en el Hospital de Emergencias, solo las mujeres movilizadas durante varios meses logramos que tengan que garantizar los abortos no punibles, ya que todos sus médicos de obstetricia eran objetores de conciencia.
El proyecto del socialismo fracasó hasta para garantizarnos un derecho democrático tan necesario para las mujeres. Por eso seguimos insistiendo en construir un movimiento de mujeres independiente de los partidos que gobiernan. Quedó demostrado cuando solo el bloque del Frente de Izquierda votó completo por la ley de aborto legal, seguro y gratuito.
Mariana Bernasconi