Escribe Mercedes Trimarchi Diputada provincial electa Izquierda Socialista/ FIT
El 28 de septiembre de 1871 se declaró en Brasil la libertad de vientres y desde esa fecha los hijos de esclavas fueron personas libres. Tomándolo como referencia, el V Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe instauró en 1990 al 28S como día de lucha por la legalización del aborto en la región que luego se expandió por todo el planeta. Ese día, el grito de las mujeres debe sentirse con fuerza en todo el mundo para que se escuche la voz de quienes peleamos por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito contra todos los sectores que se oponen a que decidamos libremente sobre nuestro cuerpo y nuestra vida.
Si miramos el mapa global sobre el derecho al aborto vemos que en la mayoría de los países del mundo es legal. Sin embargo, más de 1.400 millones de mujeres todavía están sometidas a la clandestinidad de esta práctica, con la consecuente criminalización y secuelas graves de salud. Cada año, en el mundo mueren 47.000 mil mujeres por abortos clandestinos y eso representa del 8% al 11% de la mortalidad de mujeres gestantes. Son las mujeres trabajadoras, pobres, jóvenes y migrantes las que terminan pagando con sus vidas el haber nacido en países donde aún no es legal interrumpir voluntariamente un embarazo.
A su vez, las políticas de ajuste de los gobiernos y la presión de los sectores conservadores encabezados por la Iglesia Católica atacan y pretenden arrebatar este derecho en los países en los que ya fue conquistado hace décadas, como en Estados Unidos con el gobierno reaccionario y machista de Trump. Lo mismo ocurre en Europa en el Estado Español o en Polonia a través de la objeción de conciencia o recortes en el sistema de salud. Por eso, la jornada del 28S será tomada por las mujeres del mundo entero, incluso en los países en los que ya se conquistó este derecho pero que permanentemente está puesto en jaque.
En 2018, con las movilizaciones logramos instalar que cuando hablamos de aborto estamos hablando de un derecho humano. Impusimos que no es un tema religioso ni moral sino de salud pública. Lo hicimos debatiendo en las escuelas, en los lugares de trabajo y en los medios de comunicación, pero fundamentalmente con las históricas jornadas del 13J y del 8 A en las que fuimos dos millones en las calles. Pese a esta enorme marea verde, el gobierno de Macri y los partidos patronales (PRO, UCR, PJ, FpV) nos dieron la espalda, cediendo a las presiones de la reaccionaria Iglesia Católica. Por eso, una de las conclusiones fundamentales que sacamos es que no podemos confiar en el Parlamento, sino solamente en la fuerza de la movilización para conquistar nuestros derechos.
Este 28S nos encontrará nuevamente en las calles y tenemos que ser otra vez miles para responderles a los cuarenta senadores “dinosaurios” que votaron en contra. Por el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo que niegan los que cortan nuestra libertad y también nuestro deseo. También saldremos a las calles a gritar por las que ya no tienen voz: las mujeres pobres muertas por abortos clandestinos. Nos sobran los motivos para seguir luchando y nos sobra fuerza para imponernos en las calles. Desde la agrupación de mujeres Isadora e Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda, estaremos presentes, siendo parte de este grito global. Exigiendo, como siempre, educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir.