Se acercan las PASO y muchos trabajadores y jóvenes tal vez no recuerdan todo lo que pasó en los doce años de gobierno anterior. Comparan el actual desastre de Macri y dicen “no podemos estar peor”. Compartimos el repudio a Macri, pero alertamos que votar a Alberto Fernández y a Cristina no será ninguna solución para el pueblo trabajador. Para aquellos que dicen “los trabajadores estábamos bien con Cristina”, es bueno recordar algunas cosas.
Escribe Juan Carlos Giordano, Candidato a Diputado Nacional por Provincia de Buenos Aires
“Con cualquiera que gane vamos a estar mejor”, “por lo menos antes teníamos algo para comer”, “robaban pero algo hacían”, son algunos de los argumentos que esgrimen miles ante el brutal ajuste de Macri y el FMI. Tienen la ilusión de que con Alberto y Cristina algo va a mejorar.
Desde hace tiempo venimos señalando que si se reconoce el pacto con el FMI y van a pagar la deuda, como dice la fórmula kirchnerista, no habrá margen para “estar bien”. Aunque cruda, esta es la pura verdad.
No hay país en el mundo que de la mano del FMI y pagando una deuda que el pueblo no eligió, los trabajadores hayan mejorado su nivel de vida. A este argumento, le agregamos que no es salida volver a votar por quienes nos gobernaron durante doce años para los de arriba, donde el pueblo trabajador no la pasó bien.
Un gobierno de doble discurso
Néstor y Cristina Kirchner intentaron hacer creer que con ellos Argentina tenía el mejor gobierno de los últimos 200 años. Dijeron que en Argentina se redistribuía la riqueza, se combatía a las corporaciones y nos estábamos liberando del imperialismo y los organismos financieros de crédito. Pero ese mismo gobierno terminó repudiado por un sector de las masas. Millones de trabajadores y sectores populares le dieron la espalda y votaron a Macri, hubo huelgas generales, paros docentes y el #NiUnaMenos del movimiento de mujeres. ¿A qué se debió?
El kirchnerismo, lejos de lo que predicaba, aplicó un “modelo” económico al servicio de las multinacionales, bancos y usureros internacionales. En el medio dio algunas concesiones (asignación por hijo, jubilación para las amas de casa), aconsejadas por el Banco Mundial para evitar estallidos sociales y ganar apoyo para un gobierno que solo había ganado con el 20% de los votos.
Cristina, a pesar de que hubo crecimiento económico, dejó un país con un 33% de trabajadores tercerizados y casi un 40% en negro, dándose la escandalosa situación que el Estado fuera uno de los principales precarizadores. Y la pobreza llegó al 30% después de doce años de gobierno (Aníbal Fernández decía que teníamos menos pobres que Alemania). Un millón de trabajadores siguieron pagando el impuesto a las ganancias y solo con el fruto de grandes luchas, en algunos gremios, los salarios alcanzaron a la inflación.
¿Dónde fue la plata que generaron millones de trabajadores? A subsidiar millonariamente a las privatizadas y empresarios mafiosos. El caso extremo fue la patronal Cirigliano-TBA, que por no invertir un peso en el ferrocarril llevó a la masacre de Once.
También la plata fue para pagar la deuda externa (200.000 millones de dólares), bajo la excusa de que nos estábamos desendeudando. El Fondo de Garantía de Sustentabilidad de los jubilados se utilizó para pagar vencimientos de deuda, por eso Cristina vetó el 82% móvil con la excusa de que “no había fondos suficientes”.
Ganadores y perdedores
Los grandes ganadores bajo el gobierno anterior fueron los empresarios amigos del gobierno (Lázaro Báez y compañía), los bancos y las multinacionales (Barrick Gold, Odebrecht, Repsol, Benetton y Chevron, con un pacto secreto incluido).
Por eso hubo huelgas generales durante el kirchnerismo y grandes paros docentes (entre otros).
Hoy saltó que con Vidal hay escuelas sin gas. ¿Y con Scioli? Los maestros no cobraban los sueldos, había 163 villas y 463 asentamientos precarios en la provincia de Buenos Aires, y 700.000 adolescentes no estudiaban ni trabajaban. Por eso no es cierto que bajo los gobiernos kirchneristas “no hubo ajuste”.
Además, la corrupción capitalista fue una constante en el gobierno kirchnerista. Esto mismo pasó con Lula en Brasil, el chavismo en Venezuela y otros gobiernos del doble discurso. El caso de corrupción explícita de José López no fue ninguna “manzana podrida”. Era el número dos de De Vido (ambos presos), quienes adjudicaban obras millonarias a cambio de coimas en beneficio de “empresarios nacionales” como Lázaro Báez, constructoras como Oderbretch -cuyos directivos están presos-, Cristóbal López, etcétera.
Con el peronismo seguirá el FMI
Con Alberto Fernández van a volver al gobierno los Aníbal Fernández, Sergio Massa, Scioli, los Guillermo Moreno, DElía, con el apoyo de burócratas como Daer de la CGT, o los Moyano. ¿Cuál es la utilidad de darles el voto? Lo mismo les decimos al movimiento de mujeres, ¿qué utilidad tiene votar a los Fernández si están negando el aborto legal?
Desde hace décadas el PJ no es ninguna herramienta de transformación para los desposeídos. El peronismo no es ningún “salvador”. En los ‘90 Menem privatizó todo y la deuda creció el doble. Y durante los doce años kirchneristas, después de la crisis de 2001, lo único que hizo fue recomponer las ganancias capitalistas y terminó entregándole el poder a Macri.
Con la lógica de Cristina (“nosotros practicamos el verdadero capitalismo, el que consume”) y la premisa de que “si a los empresarios les va bien también les va a ir bien a los trabajadores”, no tocó ninguno de los males estructurales. Mantuvo las privatizadas, pagó puntualmente la deuda, dejó intacta la ley de inversiones extranjeras de la dictadura, la tierra siguió en manos de Benetton (con casi un millón de hectáreas y los pooles de siembra), de las diez primeras empresas de mejor rentabilidad, cinco fueron bancos, las multinacionales petroleras y gasíferas se siguieron llevando los recursos naturales. Es decir, Argentina sigue siendo una semi colonia dominada por el imperialismo y las multinacionales.
Esta es la razón profunda de por qué en los doce años de gobierno kirchnerista ganaron los de arriba. Y por que, si gana Alberto Fernández, no habrá “heladera llena”, como se cree. Su prioridad es pagar la deuda que deja Macri. De esa manera, no habrá salario, trabajo, salud ni educación. Por todo esto decimos que el voto útil es al Frente de Izquierda-Unidad.
Cristina y las mineras
En el año 2006 la participación de filiales de transnacionales en el total de la producción minera era del 100%, estando Argentina en una situación similar a países como Gabón, Ghana, Guinea, Malí y algún país asiático periférico. En Brasil, la participación extranjera en la gran minería es poco más del 10%.
Recordemos también que Cristina vetó la ley de glaciares a pedido de la Barrick y que el pacto que celebró Menem y Monsanto, se mantuvo en los años K.
Nielsen, Vaca Muerta y la flexibilización
“Los de facilidades extendidas vienen acompañados de una cantidad de requisitos sobre reformas estructurales. Vos hablabas de la reforma previsional en Brasil, el Fondo también la pedirá para Argentina. Y seguramente haya una reforma laboral. Todos sabemos que hay leyes obsoletas. El mundo no funciona más así” (Guillermo Nielsen, quien está en la lista de posibles ministros de Economía de Fernández, en una entrevista en Perfil, 14/07).
Sobre Vaca Muerta, Nielsen agregó: “Cristina, con el acuerdo con Chevron, abrió la puerta política a lo que está sucediendo en Vaca Muerta. Hoy, el pozo más productivo de YPF viene de estos acuerdos con Chevron” (Idem). Recordemos que el pacto secreto YPF-Chevron contiene cláusulas secretas de saqueo, y la ley fue votada por el kirchnerismo y el MPN en Neuquén, con una fuerte represión.
El verso de la “redistribución de la riqueza”
La mejor distribución de la riqueza en la Argentina se alcanzó durante el primer gobierno peronista. Fue del 56% en 1950, el 46% en 1973 y del 31% en el 2003. En 2011 la participación de los trabajadores en el reparto de la torta fue del 37,6% (contradiciendo el casi 50% proclamado por Cristina), un nivel similar al del año 1998 (36,7%) y muy por detrás del 48,5% de 1974 o del 42,8% de 1993.