En la reciente cumbre del Mercosur, los presidentes de Argentina y Brasil coincidieron en la “necesidad” de una reforma previsional. Siguiendo los dictados del FMI, se quiere despojar de sus derechos a los jubilados de hoy y del mañana. Todo para garantizar los pagos presentes y futuros de deuda externa.
Escribe José Castillo, Candidato a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires
Hay una franja de sectores populares y de trabajadores que aún hoy, equivocadamente y por su bronca al kirchnerismo, siguen planteando en votar a Macri. Las encuestas muestran que ese porcentaje crece en personas de mayor edad. Sin embargo, nada puede esperar un jubilado, o próximo a jubilarse, del gobierno de Macri. El gobierno de Cambiemos los ha puesto en la mira de su ajuste. En estos días, esto fue ratificado por el presidente de Brasil Jair Bolsonaro, que aboga no sólo por la reforma previsional en su país, sino que esta sea tomada como “modelo” para el caso argentino.
La “reforma previsional” en concreto consiste tanto en reducir los haberes de los jubilados actuales, como en achicar tanto el número como el monto de los que accederán a ese beneficio en el futuro.
Con respecto a la actualidad, el ejemplo de lo que se busca lo vimos a fines de 2017, donde directamente se les robó a nuestros abuelos un monto aproximado de un 20% de su jubilación, al “cambiarse” la forma de ajustarla por inflación. Es que lo que se busca es que los montos a pagar se vayan desvalorizando, retrasándose cada vez más con respecto a la inflación. Un solo dato sirve de muestra: un porcentaje cercano al 70% de todos los jubilados perciben la mínima, que hoy se encuentra en 11.528 pesos, por debajo ya no de la canasta de pobreza, sino directamente de la indigencia.
Pero la reforma previsional también es una declaración de guerra para los actuales trabajadores, que son los jubilados del futuro. Se plantea incrementar la edad jubilatoria, acercándola lo más posible a los 70 años, tal como “recomienda el FMI”. También la liquidación de los regímenes especiales (el más importante de ellos es el docente).
Es importante detenernos en este punto. Porque lo que se busca es que todos los trabajadores se jubilen siguiendo un único régimen general y con una misma edad, sin excepción. Hoy, un trabajador que accede al beneficio previsional, y que está en un “régimen especial” termina cobrando un haber inicial de aproximadamente el 50% de su salario en actividad. Muy lejos, como vemos, de lo que marca la ley del 82% móvil. El objetivo declarado de toda reforma previsional es reducir más aún esta tasa, llevándola al 40 o peor aún, al 30%.
Resumamos: los trabajadores se jubilarán cada vez más tarde, cobrando cada vez menos en su haber inicial, que a la vez se irá desvalorizando en el tiempo con respecto a la inflación. Todo con el objetivo inmediato de “ahorrar” en jubilaciones para que quede más dinero y así cumplir con los acreedores internacionales. Y en la perspectiva de, en el mediano plazo, volver a privatizar el sistema, reinstalando el robo de las AFJP. Un negocio redondo para banqueros y acreedores, a costa de la miseria para la tercera edad.
Desde el Frente de Izquierda-Unidad somos tajantes: votar a Macri es hacerlo por nuestro verdugo. Y tenemos una propuesta clara y concreta: ninguna reforma previsional, todo jubilado debe cobrar como mínimo el valor de la canasta familiar, e implementar a partir de allí el 82% móvil del último salario en actividad. ¿Cómo financiar esto? Simple y sencillo: restituyendo los aportes patronales que quitó Cavallo en los ´90 y nadie repuso, combatiendo de verdad al trabajo en negro exigiendo y sancionando severamente a las patronales que no hacen los depósitos correspondientes, poniendo el Anses y el PAMI bajo gestión de las organizaciones de jubilados. Y, por sobre todas las cosas, rompiendo con el FMI, que es quien reclama la reforma previsional y dejando de pagar la deuda externa, que hoy vergonzosamente se abona metiendo la mano en la propia caja de los jubilados.