Escribe Laura Marrone, Legisladora Izquierda Socialista/FIT y candidata a Diputada Nacional
Convocados por las redes sociales, algunos miles de porteños se juntaron en plazas y avenidas los fines de semana a bailar la cumbia del grupo “SudorMarika”, que clama porque Larreta también se vaya para que “todo sea diferente”. “#Airesbuenos nos esperan con Lammens y el Frente de Todos” son algunas de las frases de campaña del candidato a Jefe de Gobierno, parecidas a las que usaba el macrismo en 2015. Astuto, sin embargo, Lammens no agrega ninguna promesa concreta: Ni pobreza cero, ni 10 kilómetros de subte, ni miles de jardines de infantes como afirmaba el hoy devaluado Macri. Tampoco se compromete a revertir los despidos y la precarización laboral ni los tarifazos que Larreta impuso en la ciudad de la mano de Macri.
Buscando despegarse de un perfil peronista, o incluso político, junto a la periodista Gisela Marziota, el candidato Matias Lammens luce algunos éxitos de empresario Pyme y su gestión como presidente del Club San Lorenzo del barrio de Boedo. Sus pocas propuestas definidas apuntan justamente a congraciarse con las Pymes a las que promete bajar los ingresos brutos. Junto a Alberto Fernández, promete hacer de Buenos Aires, la Boston de América del Sur, es decir, abrir puertas a la inversión de capitales para industrias del conocimiento, claro que no dicen cómo harán con la deuda externa que prometen seguir pagando.
Pero la crisis no perdona y por más que eluda definiciones, cada tanto se le escapa su ADN antiobrero y patronal. Preguntado acerca de cómo actuará en casos como el acampe de los piqueteros, que continuó luego de la votación por la ley de emergencia alimentaria, afirmó, sin ponerse colorado: “Cuando se satisface la necesidad y la gente sigue en la calle hay que buscar que el reclamo no se extralimite y el Estado debe cumplir su rol” (La Nación, 14/09). Para el candidato del Frente de Todos la nueva Ley de Emergencia Alimentaria satisfizo el problema de los 2 millones de desocupados y los 14 millones de pobres en el país. Continuar los acampes sería “extralimitarse” y habría que actuar. O sea, la policía tendría que reprimir. Una sintonía fina con Alberto Fernández que llama a “no salir a las calles” y con Hebe de Bonafini sugiriendo cárcel para la izquierda que apoya las movilizaciones.
Lammens pretende desplazar en las elecciones a Larreta, quien se juega a renovar por cuarto mandato al PRO en la Ciudad de Buenos Aires. El sobreviviente de Juntos por el Cambio en las PASO dejó una ciudad llena de macetas, rehizo varias veces las mismas veredas, impulsó una obra faraónica como el Paseo del Bajo, cuestionada por una licitación que favoreció al primo del Presidente, Calcaterra. Mientras llevó una política de ataques contra la escuela y la salud pública y de despidos y precarización del empleo en el estado, y mientras cargó al pueblo de tarifazos, favoreció con la baja de impuestos a los empresarios, al tiempo que aumentó varias veces la deuda pública. En 2019 la Ciudad pagará 26.000.000 pesos en servicios de deuda, la mitad del presupuesto para educación.
La Ciudad, con uno de los PBI por habitante más altos, ostenta una de las mayores desigualdades. Más de 130.000 viviendas están deshabitadas y sirven al atesoramiento privado de rentas en el marco de la crisis capitalista. Esas viviendas ni siquiera pagan un impuesto por ser ociosas y siguen vacías, al mismo tiempo que el número de familias con problemas de vivienda ascendió al 35% y alrededor de 7.000 personas viven en la calle. Todo esto ocurre sin que existan planes de construcción de viviendas accesibles, ni escuelas públicas para los 22.000 chicos sin vacantes, al tiempo que se privatizaron 200 hectáreas para la especulación inmobiliaria. Una ciudad con récord de cemento y solo 6 m2 de espacios verdes por persona, la mitad de lo que recomienda la Organización Mundial de la salud. Y encima Lammens declaró que la Unicaba de Larreta debe ser implementada (Infobae, 7/08). O sea no hay ninguna ruptura real con el macrismo.
Con Larreta o Lammens, no hay salida a esta situación si continúa el endeudamiento, la privatización de los servicios de transporte, o los subsidios a las escuelas privadas. Por más flores y veredas nuevas, seguirán los colchones en cada esquina con niños y ancianos muertos de frío.
El Frente de Izquierda-Unidadpropone un cambio de fondo, que permita poner en marcha un plan de construcción y mejoramiento de escuelas y hospitales públicos y viviendas sociales, en base a suspender los pagos de la deuda externa, aumentar los impuestos a los sectores financieros y grandes empresas, entre otras medidas de emergencia. Y junto con ello imponer la reincorporación de los trabajadores echados por Larreta y Macri, la prohibición de despidos y el pase a planta de los contratados y tercerizados.