Escribe Gastón Godoy, dirigente de la Juventud de Izquierda Socialista
Es un hecho que el desastre del gobierno macrista alimentó las expectativas en Alberto Fernández de sectores de la juventud a los que aún no les había tocado atravesar una crisis de estas características. Derrotado Macri, es importante discutir los desafíos que se le plantean a la juventud, que estuvo en la calle estos cuatros años, frente al nuevo gobierno.
En nuestros barrios, lugares de trabajo y estudio, planteamos que si estuvimos en las calles luchando en defensa de nuestros derechos, no hay motivo alguno para hoy volver a guardarse. La amenaza del FMI y sus planes de ajuste, las exigencias patronales de más flexibilización, el avance de la destrucción ambiental y, sobre todo, la realidad de que uno de cada dos pibes en la Argentina es pobre, siguen estando ahí presentes. Sobran los motivos para seguir organizándonos para dar pelea.
Además, hay que decir el propio nombramiento de ministros y funcionarios dio cuenta de un gobierno que da la espalda a diversos reclamos esenciales de la juventud. Pensemos, por ejemplo, en la lucha ambiental, y tomemos la designación como Ministro de Agricultura de Luis Basterra, un defensor de la ley de Semillas Bayer-Monsanto, que rechazan las comunidades de todo el país. O de un defensor del capital financiero y las multinacionales como Guillermo Nielsen a cargo de YPF, con la mira puesta en apuntalar el saqueo y el fracking en Vaca Muerta. El nuevo oficialismo hizo alarde de crear el ministerio de Ambiente, el mismo día en que el gobernador peronista de Chubut, Arcioni, metía presos a seis compañeros que luchaban contra la megaminería. Con claridad, la pelea contra el saqueo y la destrucción ambiental capitalista deberá seguir por un carril independiente y de enfrentamiento al nuevo gobierno.
Por otro lado, tenemos la designación a cargo del Ministerio de Seguridad del represor Sergio Berni por parte de Kicillof en Provincia de Buenos Aires. Un verdadero escupitajo en la cara de quienes estaban festejando la partida de Patricia Bullrich. ¿Podemos celebrar que se vayan los asesinos de Maldonado, si los que entran son los asesinos impunes de Maxi Kosteki y Darío Santillán, de Luciano Arruga, de Mariano Ferreyra, entre tantos otros?
El único anuncio que hizo Fernández para la juventud golpeada por el ajuste macrista fue impulsar un “sistema de becas para el primer empleo”, lo cual es en sí un contrasentido. Si es empleo, requiere un salario, no una beca. Fernández continúa así el camino de primeros empleos que son siempre ultra precarios. Y el gobierno pagará ese trabajo, lo que significará un beneficio para las empresas privadas que lo reciban.
Además, desde el movimiento estudiantil tendremos un primer paso importante cuando se discutan las paritarias en 2020 y debamos acompañar a nuestros docentes que llevan años de perder contra la inflación. Y esto encierra un debate central: ¿la juventud que padeció el macrismo se va a proponer luchar por recuperar lo que se perdió en estos años o va a agachar la cabeza frente a los ritmos que intente imponer el “pacto social” de empresarios y burócratas sindicales con el gobierno? Claramente desde nuestro lugar apostamos por lo primero.
Hoy Chile nos permite sintetizar todos estos debates. El gobierno de Fernández se propuso legitimar al cuestionado Sebastián Piñera, invitándolo a su asunción y comprometiéndose a visitarlo prontamente. La juventud tiene que rechazar esa política, pero no sólo eso: tenemos que levantar como bandera el ejemplo de la juventud chilena, que con las estudiantes secundarias a la vanguardia, se lanzó a la lucha, primero contra el aumento del subte, y después, para transformar completamente el país exigiendo cambios de fondo. Cambios que en nuestro país parten de romper con cualquier imposición del FMI, y poner todos los recursos del país al servicio de las necesidades populares.