Sergio Zacarías, de 52 años, apareció muerto en Perú y Venezuela, a pocas cuadras de la Casa de Gobierno. Falleció de hipotermia. Murió de frío y de hambre. Era una de las 20.000 personas que, oficialmente, están “en condición de calle” en la Ciudad de Buenos Aires, eufemismo con el que se encubre a los que viven marginados del sistema, sin trabajo, casa ni comida.
Hay decenas de miles de niños mendigando, durmiendo en cajeros automáticos, debajo de las autopistas, en ochavas. Hace más de una década que el macrismo gobierna la ciudad más rica del país. En toda la Argentina más del 50% de los jóvenes menores de 30 años viven en la pobreza. Pero para pagar miles de millones de dólares al FMI el gobierno sí tiene plata. Esto es capitalismo. Para terminar con esta miseria hay que romper con el FMI.