Escribe Martín Fú
Fue una enorme pueblada lo que provocó la detención de los policías y la plana mayor de la comisaría, tirando por la borda los intentos de encubrimiento que se cobraron la cabeza del secretario de Seguridad del municipio, Claudio Martínez, detenido por manipular las cámaras de seguridad y borrar pruebas.
Cuatro jóvenes murieron y una pelea por su vida, otra vez por la “maldita policía”. De la manera más cruel, perseguidos, recibiendo disparos por la espalda para luego impactar y destrozar el auto donde viajaban contra un camión. Aníbal Suárez, de 22 años, Gonzalo Domínguez, de 14, Danilo Sansone y Camila López, de 13, fueron víctimas de una nueva masacre a la infancia. El intento de encubrir la masacre y hacer pasar el hecho como una respuesta policial a un llamado al 911(que nunca existió) confirma que se trató de otro caso de gatillo fácil amparado por el poder político. Esto es así y se repite porque es la misma policía que luego de matar por la espalda es recibida por el gobierno, como fue el caso de Chocobar, que fue recibido primero por la ministra Bullrich y luego por el presidente Macri, quién le dijo “estoy orgulloso que exista un policía como vos” (Perfil, 20 de octubre de 2018).
La doctrina Chocobar, responsable de que sucedan masacres como esta, es parte de una política del gobierno de represión a la juventud y a los sectores populares. La movilización popular, producto del repudio y la bronca, nos muestra el camino para derrotarla y que crímenes como el de San Miguel del Monte no queden impunes y los culpables sean castigados.