El pasado domingo 5 cerca de la medianoche se conoció la noticia de la muerte de dos jóvenes obreros empleados por la empresa Pecom en el área Fortín de Piedra que es explotado por Tecpetrol (Techint) en el yacimiento de Vaca Muerta. Ya suman ocho los operarios muertos en los últimos catorce meses. Generó repudio y bronca este doble crimen laboral.
Escribe Mariano Barba
Como doble crimen laboral caratuló la muerte de Cristian Baeza y Maximiliano Zappia la diputada Angélica Lagunas (Izquierda Socialista-FIT) cuando presentó un proyecto de repudio en la Legislatura neuquina. No fue un accidente, como lo catalogaron la empresa y la dirigencia burocrática del gremio petrolero, encabezado por el senador del oficialista Movimiento Popular Neuquino (MPN) Guillermo Pereyra. Fue un crimen laboral porque la responsabilidad es de la empresa ya que en el área de trabajo no había señalización ni barrera alguna que advirtiera sobre la peligrosidad de la pileta usada para el tratamiento del agua que llega de los pozos donde se produce gas. Al pisar la compuerta que está al ras del piso, esta cedió y cayó el obrero Baeza que murió por asfixia anóxica por sumersión en hidrocarburos, e inmediatamente cayó Zappia que corrió a socorrerlo y murió por una “intoxicación con hidrocarburos por inhalación” según la autopsia de ambos.
Fue rápida la respuesta del sindicalismo combativo que junto a la izquierda y otras organizaciones reunidos en la Multisectorial organizaron la denuncia pública con mucha repercusión en los medios y que concluyó con una importante acción sobre la ruta del petróleo repartiendo miles de volantes en la madrugada del viernes ante el paso de camionetas y combis que trasladaban obreros a Vaca Muerta. En esa declaración se manifestaba que “[… ] estas dos muertes no son accidentes, son homicidios como consecuencia de la flexibilización laboral impuesta por la adenda (convenio petrolero) suscripta entre la dirección del sindicato, las empresas y los gobiernos nacional y provincial”. Recordemos que esta adenda fue suscripta bajo el gobierno de Macri y Gutiérrez (gobernador de Neuquén) para imponer la flexibilización laboral exigida en las cláusulas secretas del tristemente famoso convenio entre Chevron y la presidenta Cristina de Kirchner.
El Sindicato de Petroleros convalidó de entrada la postura de la patronal Tecpetrol respecto de que los trabajadores fallecidos no tenían motivos laborales para transitar la zona de la pileta en la que Baeza y Zappia encontraron la muerte. Esto ocasionó una bronca enorme que junto a la denuncia que hicimos desde la izquierda obligaron a la autocrítica del burócrata Pereyra que mientras convocó a un paro de compromiso en las dos empresas acotó que “el gremio asume su responsabilidad, tal vez en el Departamento de Seguridad e Higiene tengamos que trabajar de otra manera, interactuar con las empresas”. Una reacción tardía y que no va al fondo de la cuestión.
La salida de fondo
Para recuperar la seguridad en el trabajo y que la renta petrolera quede en el país para trabajo, educación, salud y vivienda, desde el Frente de Izquierda proponemos que se resuelva el problema de fondo de la exploración, explotación e industrialización del gas y el petróleo, estatizando la totalidad de los hidrocarburos bajo control de los trabajadores. En ese camino consideramos que son necesarios los comités obreros de seguridad e higiene con poder para detener las tareas en situaciones de inseguridad. También que se terminen los turnos del 2x1 y sean reemplazado por el 1x1. En una palabra, anular la adenda para salvar la vida de los trabajadores y terminar con este régimen de super-explotación.