La inmensa bronca y ruptura con el gobierno de millones de trabajadores por el brutal ajuste que está llevando adelante Macri bajo las órdenes del FMI ya está extendiéndose también a amplios sectores populares y de clase media. Y esto a su vez tiene fuerte impacto en sectores políticos, incluso entre integrantes de Cambiemos.
En la última semana un grueso sector del radicalismo encabezado por Ricardo Alfonsín, el hijo del ex presidente, empezó a hablar de romper con Cambiemos y unirse a Lavagna. Y otro sector, aparentemente mayoritario, encabezado por el dirigente Enrique Nosiglia, exigió cambios en la política económica para no perder su base electoral en la clase media. También hay entre los radicales quienes exigen más participación en la dirección del gobierno. E incluso reclaman que un radical, como Lousteau, sea candidato a vice junto a Macri en las próximas elecciones
Frente a esta situación, el jefe de Gabinete Marcos Peña intentó minimizar la crisis, diciendo: “Cualquier hombre o mujer del radicalismo, o la Coalición Cívica, puede ser la persona que acompañe a Macri como candidato a vice […] El radicalismo es parte del gobierno”.
En el mismo momento comenzaron a correr rumores de que dentro de Cambiemos algunos proponen que, ante la caída del presidente en las encuestas, el lugar lo ocupe la gobernadora Vidal, que tiene mejor imagen que Macri. Vidal, por otra parte, está enojada porque el gobierno nacional le mandó menos dinero que el prometido a la provincia de Buenos Aires.
La gobernadora bonaerense y Horacio Rodríguez Larreta –el jefe de Gobierno de la Ciudad– no están tan mal como Macri en las encuestas, aunque tampoco les da garantías de poder ganar. Pero como las elecciones en la Capital y la provincia se van a dar en forma simultánea con las nacionales, la caída de los votos de Macri los afectaría a ellos también. Y ese es otro factor de tensiones y desacuerdos en Cambiemos.
Hay que agregar a este cuadro la bancarrota de los candidatos del gobierno en las elecciones provinciales de Neuquén y Río Negro.
Por más que Peña y Dujovne traten de minimizar la crisis, está golpeando fuerte sobre Macri y sus aliados.