Escribe José Castillo
Se viene un nuevo acuerdo con el FMI. Traerá más deuda a pagar y exigirá más ajuste en el presente. Una nueva vuelta de tuerca en la rueda infernal de la ilegal, inmoral, ilegítima e impagable deuda externa argentina.
Siempre se dice lo mismo: “este es el último”, “ahora sí viene el despegue”. En los últimos años, cuando ya fue imposible esconder que los pactos con el Fondo sólo trae miseria y ajuste, nació una nueva mentira: “esta vez será distinto” o “el Fondo cambió”. Eso lo dijeron tanto Mauricio Macri como Alberto y Cristina Fernández, en 2018 y 2022 respectivamente. La realidad los desmintió: el FMI es el de siempre, el del ajuste, el del sometimiento, el del saqueo de nuestras riquezas.
¿Qué nos trae este acuerdo del presidente Javier Milei y su ministro Luis Caputo anuncian con bombos y platillos? Argentina recibirá un préstamo por 20.000 millones de dólares, a pagar entre 2029 y 2034.
¿Para qué se podrá usar ese dinero? Si algún distraído todavía piensa que servirá para financiar educación, salud, obra pública o alguna otra necesidad popular, que se vaya olvidando 14.000 millones de dólares de los 20.000 van directamente para cancelar deuda anterior con el FMI. O sea, se reciben por una ventanilla y automáticamente salen rumbo al propio Fondo por la otra. Los 6.000 restantes se utilizarán también para pagar más deuda externa: con los buitres acreedores privados (por ejemplo, sólo en julio vencen 4.500 millones), con otros organismos con los que también se tiene deuda (como el Banco Mundial o el BID) o simplemente con la bola de nieve de la nueva deuda que se sigue generando día a día.
Claro que nada de esto será gratis, porque como es un “préstamo”, la Argentina tendrá que pagar intereses por ello, acrecentando así su deuda externa con el organismo (la tasa es 5,63% anual en dólares, por lo que se acumularán 11.260 millones de dólares más sólo en intereses).
¿Cuándo vienen los desembolsos?
Los 20.000 millones, aún con este destino que acabamos de explicar, encima no vendrán todos juntos. El gobierno de Milei está desesperado porque aparezca algún monto importante “de entrada”, para poder ahora, rápido, y así sostener la bicicleta financiera y el dólar artificialmente barato. Por supuesto, si lo hace, el resultado es que quedará una deuda más grande que dará lugar a nuevas refinanciaciones con el Fondo en el futuro, en la rueda de nunca acabar. ¿Se avendrá el Fondo a otorgar 8.000 millones de dólares de entrada para que la economía del gobierno de Milei no explote antes de las elecciones? ¿Serán más aún (12.000 millones) como reclama una diputada yanqui republicana de ultraderecha? No se sabe aún. Lo único concreto es que, sea el monto que sea, nunca será una buena noticia para el pueblo trabajador. Sólo es el número que el Fondo le da al gobierno de Milei para que lo rife entre sus amigos especuladores, en una fiesta que luego pagará el pueblo trabajador con más hambre y ajuste.
¿Qué exigirá a cambio el Fondo?
Primero, lo de siempre: más ajuste. El FMI aplaude y halaga la motosierra de Milei. Y confía en que este gobierno ultraderechista lo profundizará, tanto con represión como con el apoyo de la oposición patronal. Al mismo tiempo, insiste en que hay que avanzar con las reforma laboral (más flexibilización y cero derechos para las y los trabajadores), previsional (llevar más al extremo aún la política de hambre sobre jubiladas y jubilados, actuales y futuros) y fiscal (seguir “achicando” al Estado, cerrando organismos y despidiendo plantas enteras).
El FMI también exigirá un conjunto de medidas de coyuntura que se pueden sintetizar en lo que esconde el gobierno: una devaluación que acelerará la inflación y pulverizará más aún los salarios y las jubilaciones. Veremos cómo se lo maquilla, pero es un hecho de que es una de las demandas más importantes del Fondo.
Con el FMI, como siempre, nos hundimos
No hay salida si seguimos atados a este organismo chupasangre. La decadencia de nuestro país, el crecimiento de la pobreza, del desempleo, de los salarios y jubilaciones de hambre, tiene un origen que ya se remonta a décadas la ilegal, inmoral, ilegítima y fraudulenta deuda externa, generada por la dictadura genocida de 1976 y luego reconocida y pagada por absolutamente todos los gobiernos. Con el FMI haciendo de gran “policía externa” para verificar que se cumplen los planes de ajuste. El gobierno ultraderechista de Milei es la expresión más extrema de todo esto.
Por eso insistimos en que la única salida es la que, desde siempre, venimos planteando desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad dejar inmediatamente de pagar la deuda externa y romper todos los lazos de sometimiento políticos y económicos con el FMI, para así poder de una vez por todas, volcar todos nuestros recursos a atender las necesidades populares más urgentes.