Escribe Reynaldo Saccone, ex presidente de la Cicop
El sistema público de salud no está preparado para enfrentar la pandemia y no se ve en las medidas que propone el gobierno una posibilidad de mejoría. En primer lugar, el sistema no está pudiendo responder con eficacia a la actual epidemia de dengue. Ni en las medidas preventivas, que quedan totalmente en manos de la población, sin apoyo sanitario, ni en la atención de los enfermos. En este último sentido hay severos problemas de infraestructura: no hay lugar para aislamiento. Los mosquiteros fijos deben ser renovados en casi todos los hospitales y, aunque parezca insólito, no hay mosquiteros de tul individuales para cada cama. El paciente de dengue requiere un seguimiento minucioso para el que no da abasto el recurso humano ni los insumos.
Es necesaria una partida presupuestaria de emergencia que permita dar respuesta a la escasez creada por años del vaciamiento hospitalario ejecutado por los distintos gobiernos. Por ejemplo, la provincia de Buenos Aires tiene este año el presupuesto de salud más bajo de su historia. Con esta partida hay que dotar los recursos humanos necesarios. Solo en esa Provincia, se requieren 2.500 cargos de profesionales; obviamente, con salarios dignos y no con los actuales que ofrece el gobierno. Se requieren también insumos para la atención a los pacientes y, además, y muy importante, para la protección del personal de salud. En la memoria de los profesionales de enfermería está fresco el recuerdo de la epidemia de A1H1 que en el año 2009 se llevó la vida de ocho enfermeras a nivel nacional, todas ellas mujeres.
Las propuestas del gobierno nacional, de la Ciudad y provincia de Buenos Aires son generalidades que enmascaran en realidad la falta de voluntad del gobierno y sus aliados patronales para resolver el problema. De sus decretos, lo más concreto son las disposiciones que ponen al personal de salud en disponibilidad, pre anunciando la sobrecarga de trabajo y la intención de combatir la pandemia a costa de la salud de los trabajadores de salud sin distinción de categorías. ¿Qué lógica mueve al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a convocar enfermeros jubilados, que son parte del sector más vulnerable? ¿No es suficiente alerta la muerte de un médico italiano de 67 años atendiendo a los infectados? Es necesario que los trabajadores controlen el esfuerzo y los recursos para garantizar la eficacia y, al mismo tiempo, poder preservar su propia salud. Por eso es necesario crear comités de crisis en los establecimientos como ya pasó en muchos hospitales en el 2009.