El sábado 16 centenares de miles se manifestaron en Barcelona a favor de los doce líderes independentistas sometidos a juicio, con el ex vice presidente catalán Oriol Junqueras como acusado principal. Se prevén duras sentencias de cárcel.
Escribe Miguel Lamas
Detrás de una pancarta con el lema “La autodeterminación no es delito” sostenida por dirigentes del independentismo catalán, una multitud de manifestantes abarrotó la céntrica avenida de la Gran Vía, repleta de banderas independentistas y carteles de “libertad a los presos políticos”.
El juicio que se realiza en Madrid busca castigar el intento de independencia de 2017. Nueve están acusados de rebelión, que implica la supuesta existencia de un “alzamiento violento” para conseguir la separación de esta rica región nororiental con 7,5 millones de habitantes.
La fiscalía reclama para estos nueve, hoy en prisión preventiva, entre 16 y 25 años de cárcel en el caso del ex vicepresidente catalán Oriol Junqueras.
Los dirigentes independentistas impulsaron un referéndum de autodeterminación el 1° de octubre de 2017, no aceptado por el poder central, marcado por la violencia de la policía desplegada para impedirlo, y después proclamaron una efímera república independiente. El referéndum “ilegal” fue garantizado con una extraordinaria movilización popular. Un enorme despliegue policial intentó con gran violencia impedirlo y llevarse las urnas a la fuerza. ¡Pero no logró impedir que votaran más de dos millones de catalanes! Una grave derrota para el poder central. Y el 3 de octubre de 2017 una huelga general ratificó aquella voluntad y la denuncia de la represión del Estado.
Sin embargo, por ser los partidos dirigentes ligados a la patronal catalana, pese a la gran movilización popular no estaban dispuestos a ir a un enfrentamiento que podía poner en peligro las ganancias capitalistas, por lo que frenaron la movilización y buscaron una transacción con el poder central.
En su declaración ante el tribunal, Junqueras defendió que su movimiento “siempre ha sido cívico, pacífico” y “nunca, nunca, nunca” ha promovido la violencia. Pero todos los intentos de los dirigentes independentistas de quitar importancia a lo que ocurrió en octubre de 2017 no hicieron rebajar ni un gramo el peso de las medidas judiciales. Esto obligó a convertir las defensas legales en un juicio político de hecho al Estado Español, esperando que la Justicia europea y la presión internacional reviertan sentencias que se da por descontado que serán duras.
Por otra parte, la cuestión catalana y los juicios han profundizado la crisis del régimen central presidido por el falso “socialista” (PSOE) Pedro Sánchez, cuyo gobierno se basaba en el intento de acuerdo con los partidos independentistas patronales catalanes (no para la independencia sino para contener la lucha popular con promesas a futuro). Se rompieron acuerdos parlamentarios, Sánchez quedó en minoría y tuvo que convocar a elecciones generales para el 28 de abril (se eligen parlamentarios, que a su vez eligen al presidente del Estado).
Lucha Internacionalista (sección de la UIT-CI en el Estado Español) señala en su editorial: “Lo que va a ser determinante es la capacidad de las movilizaciones en Catalunya, que se retomarán con fuerza. Es necesario un plan de movilizaciones que culmine con otra gran huelga general. Pero superar la situación de octubre de 17 solo será posible si en el transcurso de esa lucha se construye una sólida alternativa a la izquierda. ERC y PDeCat (los partidos patronales nacionalistas) ya han demostrado sus límites. Será determinante la reacción de trabajadores/as y pueblos en todo el Estado español. Porque el descrédito del aparato de estado monárquico crece entre casos de corrupción y decisiones escandalosas del Poder Judicial a favor de la banca. Hay que poner a la monarquía, al régimen del 78, en el banquillo de los acusados. La monarquía está en horas bajas y lo sabe, y no por ello es menos peligrosa. A esta situación de desesperación responde el giro a la derecha de Partido Popular y Ciudadanos y el surgimiento de Vox (ultraderecha) que, a diferencia de otros partidos de extrema derecha, aparece como defensor a ultranza de la monarquía. Defender la libertad de los dirigentes independentistas catalanes, defender el derecho de autodeterminación de los pueblos, luchar contra la monarquía y cerrar el paso a Vox son partes de una misma lucha imprescindible”.
Desde Izquierda Socialista expresamos toda la solidaridad con la lucha del pueblo catalán por la libertad de los presos independentistas y el derecho a decidir su propio destino.