Escribe José Castillo
El presupuesto 2019 ha sido catalogado como el del superajuste. Nada más acertado: expresa, más claramente que nada, las exigencias del FMI.
El número que mejor lo grafica son los 750.000 millones de pesos que se destinan al pago de intereses de deuda. Mientras que el resto de las partidas (salarios públicos, salud, educación, vivienda, obras de infraestructura, ciencia y tecnología, etcétera) sufren astronómicos recortes que se destinan a los pulpos acreedores, que crecerán más de 50%.
El gobierno de Macri, luego de incrementar el endeudamiento en más de 150.000 millones de dólares en sus tres años de gobierno, ahora nos vende que la solución vendrá con el préstamo otorgado por el FMI. ¡Mentira total! El Fondo no nos regala nada: nos presta bajo estrictas condiciones de que cumplamos su plan de ajuste y, a la vez, exige la devolución hasta el último centavo. Como muestra basta un botón: ya en 2019 habrá que abonar en efectivo al propio FMI nada menos que 1.419 millones de dólares en concepto de “intereses”. ¡Se trata de cuatro veces y media más que todo el presupuesto destinado a vacunas!
Cambiemos nos encadenó al FMI: ahora somos, de lejos, el principal deudor del Fondo, por arriba de Grecia, Ucrania, Egipto y Pakistán, que nos siguen en esta nefasta tabla de posiciones. Ya no sólo pagaremos con hambre y miseria los negocios de los pulpos acreedores privados. Ahora también nos exprimirá el propio Fondo, o quienes están detrás: los gobiernos de las potencias imperialistas.