Escribe Guido Poletti
Sergio Massa realizó una gira por los Estados Unidos. Fue la típica recorrida para mostrarse presentable ante el establishment financiero y político del imperialismo, paso indispensable para que los yanquis lo consideren un candidato presidenciable “racional”, como dicen los analistas de los partidos patronales.
Lo que llamó la atención es que en dicho viaje Massa haya hecho declaraciones diciendo que, de ser gobierno, procederá a renegociar el acuerdo con el FMI. Esta afirmación levantó una polvareda. Por supuesto, desde el gobierno aprovecharon para hacer un poco de circo mediático. Así, el ministro de Hacienda y Finanzas dijo que “en nada ayuda que un dirigente de la oposición haga estas declaraciones, que yo considero no guardan la responsabilidad que debería tener un dirigente político que pretende tener cierta envergadura”. Obviamente, “se la dejó picando” a Massa para que le respondiera “lo que no ayuda es haber desilusionado al pueblo, dejar sin crédito a las pymes…” y un largo etcétera.
Pero vamos a la cuestión de fondo. Es obvio que Massa, que ha constituido con Schiaretti, Urtubey y Pichetto un cuarteto que busca liderar el peronismo no kirchnerista, busca, dentro de ese espacio, mostrarse como opositor (en disputa con Urtubey, que es el que aparece más pegado al kirchnerismo). Por eso formalmente sale a decir que “no le parece bien” el acuerdo con el Fondo. Pero, al mismo tiempo, tiene que tender puentes con el propio imperialismo. Por eso cuida con precisión las palabras que usa. En ningún momento Massa se refirió a “romper con el FMI”. Ni siquiera a repudiar este acuerdo. Su expresión exacta fue “renegociar”. En concreto, sentarse a ver si el Fondo se aviene a rediscutir algo del acuerdo. Nada nuevo. ¡De hecho el propio gobierno de Macri hace apenas un mes tuvo que pedir “renegociar” el acuerdo que había firmado en junio por 50.000 millones de dólares! El resultado ya lo conocemos: obtuvo un préstamo mayor (57.000 millones) y adelantos en el envío de las cuotas, a costa de un ajuste astronómicamente mayor, el mismo que varios diputados de ese nuevo espacio del peronismo se aprestan a apoyar, en el marco del acuerdo de Macri con los gobernadores.
No nos confundamos entonces. Más allá de los gestos opositores, que el propio imperialismo yanqui y el FMI comprenden y aceptan como parte del juego electoral, el peronismo ya anticipa cuál va a ser su posición si llega a gobernar a fin de 2019: aceptar los acuerdos firmados por Macri y, en todo caso, renegociar los nuevos términos del ajuste. El resultado final ya lo conocemos: más exigencias y una deuda que seguirá creciendo, mientras cada vez pagaremos más de intereses.