Escribe Daniel Báez
La pandemia de Covid-19 agravó la situación que padecen los jóvenes, los trabajadores y los vecinos de los barrios populares y pueblos del interior de nuestra provincia desde hace muchos años. Hoy con la cuarentena las fuerzas de seguridad gozan de más poder y de más impunidad.
La policía de la trata y el narcotráfico tiene impunidad para matar. En Tucumán hay una larga lista de víctimas de gatillo fácil. Solo para recordar las últimas: Facundo Ferreira (12 años), Miguel Reyes Pérez (26), Víctor Robles (17), Ángel Alexis Noguera (23), Luis Espinoza (31). Ahora se suma Walter Nadal (43).
El miércoles 24 al mediodía, dos bicipolicías persiguieron a Walter Ceferino Nadal, de 43 años, sospechoso de un supuesto robo. El policía Jacinto Colodrero, que patrullaba el centro de la ciudad capital, y su compañera, Jéssica Gómez, solicitaron refuerzos. Cuando llegaron a Las Heras, los policías Josué Molina y Melanie Mariel Caliva ya tenían reducido a Nadal, usando la misma técnica de Derek Chauvin y los policías de Minneapolis con la que asesinaron a George Floyd, poniendo la rodilla sobre el cuello de Nadal. “Me falta el aire”, repetía Nadal, el policía le gritaba “no seas cagón”. El resto de los agentes que acudieron a la escena echaban a los peatones y los amenazaban para que no filmaran. Sin embargo, Ricardo, un testigo presencial, vio todo y contó el hecho. Nadal se quedó callado, no reaccionaba. Fue trasladado al hospital Padilla y murió a los pocos minutos. En el reporte oficial consta “paro cardíaco”, pero la autopsia reveló que habría fallecido por “asfixia”.
Todo esto a dos cuadras de la casa de gobierno. El ministro de (in)Seguridad provincial, Claudio Maley, habló en los medios detallando el “prontuario” de Nadal, sus ocho años de cárcel (obviando que hacía ya cuatro años que no registraba ingresos) y mostrándolo como el peor delincuente y adicto. Olvidó comentar las denuncias de la familia por apremios ilegales en la Comisaría 1ra y el hostigamiento permanente de los efectivos de esta seccional sobre Nadal, los mismos que terminaron matándolo.
No es un hecho aislado, es una metodología avalada por el Estado. Los gobiernos de la Nación y la provincia les otorgaron un poder excepcional a las fuerzas represivas en el marco de la pandemia. Esto se ratifica con el caso del joven Ignacio Seijas, de 17 años, cuya casa en Lomas de Zamora fue allanada "por error", violentaron a su familia y le dispararon a la cara, lo que le produjo la pérdida de un ojo. Luego intentaron armarle una causa falsa con elementos robados que recolectaron de otras viviendas.
El lunes 29, el Frente de Izquierda Unidad se movilizó a la casa de gobierno provincial para exigir la renuncia del ministro Maley y el juzgamiento de todos los responsables materiales y políticos del asesinato de Walter C. Nadal. Tenemos que seguir haciendo visibles todas estas denuncias y difundir por todos los medios estos hechos de barbarie para reclamar el fin de estos atropellos de las fuerzas de seguridad.