Escribe Pablo Almeida, delegado general junta interna ATE Ministerio de Economía
El pasado lunes 31 de agosto la CTA Autónoma de Cachorro Godoy y Ricardo Peidro realizó un autodenominado congreso extraordinario en el cual, según los organizadores, participaron más de seiscientos “congresales”. Allí “debatieron los cinco ejes de la campaña ‘Distribuir la riqueza para salir de la crisis’ para que no haya ningún hogar pobre en la Argentina y por que tengamos soberanía, trabajo y producción”.
Cualquier lector o lectora bien intencionada puede concluir que este congreso fue una instancia progresiva y democrática convocada por una central de trabajadores. Pero lamentablemente, la realidad es diametralmente opuesta. El promocionado congreso extraordinario no tuvo nada de democrático ni de progresivo. Lisa y llanamente fue un acto virtual de apoyo al gobierno nacional, mientras este lleva adelante un ajuste de proporciones sobre las y los trabajadores estatales de las distintas actividades. Un evento sin una sola resolución de lucha, ni por el salario ni por las condiciones de trabajo de las y los trabajadores de la salud que diariamente se exponen al contagio en la pelea contra el coronavirus.
Un encuentro de este tipo solo pudo realizarse a espaldas de los trabajadores y trabajadoras nucleadas en ATE, la Conadu histórica (docentes universitarios) o la Fesprosa (trabajadores de la salud), por citar sólo los gremios más representativos de la CTA Autónoma. Tal es así que en el gremio con mayor peso dentro de la central, ATE, hace más de tres meses que la conducción nacional no convoca un solo plenario de delegadas y delegados. Todo al servicio de que no se exprese el profundo descontento que existe frente al congelamiento salarial de hecho que impuso el gobierno de Alberto Fernández al postergar la discusión paritaria, con el aval de las conducciones burocráticas de UPCN y de la propia ATE.
Esta escandalosa orientación política, de claudicación al gobierno nacional y su ajuste, la conducción de la CTA-A la esconde detrás de su típica fraseología progresista y su eterna cantinela de “pelear contra la pobreza”. Una lavada de cara de una conducción que, mientras dice esto, avala con su inacción el congelamiento salarial que hunde a centenares de miles de estatales en todo el país debajo de la línea de la pobreza.
Desde Estatales en Marcha rechazamos esta orientación de la conducción de una CTA que se autodenomina Autónoma y sin ponerse colorada se vanagloria de que en su congreso tomó la palabra, ni más ni menos, que el ministro de Trabajo Moroni. Reclamamos instancias verdaderamente democráticas de coordinación con mandatos de base para cambiar radicalmente la orientación de la CTA y sus sindicatos. Para pelear por aumentos salariales acordes a la inflación como parte de una lucha real y concreta contra la pobreza y por condiciones de trabajo dignas para las y los trabajadores de la salud, que hace más de seis meses vienen exponiendo sus vidas enfrentando la pandemia del coronavirus, como parte de la pelea por nuevos combativos y democráticos.