Escribe Mónica Schlotthauer, diputada nacional electa Izquierda Socialista/FIT Unidad y delegada ferroviaria del Sarmiento
El mediático abogado Gregorio Dalbón no mide esfuerzos para librar de responsabilidades a los funcionarios peronistas kirchneristas y al empresario Cirigliano, condenados penalmente por la masacre de Once. Ahora ha vuelto al ataque, anunciando un supuesto reconocimiento de culpa de Marcos Córdoba, conductor de la formación 3772, chapa 16, de la línea Sarmiento. ¿Qué hay de nuevo realmente en esta denuncia? Nada.
Las “pruebas” con las que Dalbón intenta adjudicar la exclusiva responsabilidad al conductor para salvar a los altos funcionarios y empresarios de sus condenas, surgen de un informe psicológico realizado para informar al tribunal si Córdoba estaba apto para recuperar su libertad. “Excediendo” su trabajo, la psicóloga Dolores Cardia y la trabajadora social Silvina Blanco le hicieron repetir al maquinista declaraciones sobre la causa y temas específicos, como la anulación del “freno de hombre muerto”. Un procedimiento indebido, que ya es parte del proceso judicial y por el cual está preso Córdoba. Sin embargo, el abogado ligado a Cristina Kirchner desvirtúa los hechos para afirmar textualmente que “Marcos Córdoba, el motorman que mató a 52, reconoce que anuló el freno”.
Evidentemente, el que no tiene frenos es el abogado para hacer esta irresponsable afirmación, contrariando incluso el propio proceso judicial. Las pericias técnicas realizadas en su momento comprobaron que el sistema de frenos estaba defectuoso, colapsado, los coches de la formación estaban en pésimas condiciones, por lo que se produjo el avasallamiento y los paragolpes hidráulicos no estaban funcionando. En el juicio quedó demostrado y documentado que el chapa 16 era material para chatarra, por lo que hacía meses estaba parado. Ese día estaba circulando por falta de formaciones. Y los subsidios que debían ir al mantenimiento de los trenes se desviaban. Los responsables son los funcionarios del gobierno Julio De Vido, Juan Pablo Schiavi, Ricardo Jaime y el presidente de TBA, Claudio Cirigliano.
Fue muy bien explicado desde el inicio que el freno al que se refiere Dalbón no es propiamente un “freno”, sino “un mecanismo para activar frenos” que la mayoría de los conductores desactivaba por su condición insegura en las antigüas formaciones Toshiba. Lo concreto es que los frenos manuales disponibles no accionaron porque la mayoría de los compresores que activaban esos frenos no funcionaban. Ni el de guarda (que se puede accionar por fuera de la cabina), ni el freno común, y tampoco el de emergencia. Esta anormalidad, junto con el estado de deterioro de los vagones que no resistieron el impacto, fueron los verdaderos culpables de la catástrofe. Por eso las principales condenas les fueron aplicadas a los altos funcionarios del gobierno kirchnerista y al presidente de TBA.
Nos sumamos a la indignación de la abogada de la defensa, doctora Valeria Corbacho, frente a esta noticia recalentada por Dalbón para confundir y tratar de exculpar a los funcionarios peronistas kirchneristas. Marcos Córdoba no ha agregado nada nuevo a todo lo que consta en el proceso desde el inicio. Exigimos que se cumpla con el procedimiento para dejar inmediatamente en libertad a Córdoba y que los verdaderos responsables de desmantelar los ferrocarriles y provocar esta lamentable tragedia evitable cumplan la prisión efectiva que les corresponde.