Dec 09, 2024 Last Updated 2:46 PM, Dec 8, 2024

¿Qué fue el menemismo?

Publicado en El Socialista N° 492
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Escribe José Castillo

La muerte de Carlos Saúl Menem, ex presidente de la Nación desde 1989 a 1999, y actual senador oficialista, dio lugar a innumerables interpretaciones históricas. El presidente Alberto Fernández tuiteó: “Menem fue un hombre elegido en democracia y encarcelado por la dictadura”. ¿Qué es lo que centralmente define a Menem, su época y qué elementos aún continúan? Eso es lo que queremos discutir, ya que los elogios al ex presidente por parte de todo el arco político patronal (peronistas, radicales, PRO) pueden llevar confusión a las nuevas generaciones que no vivieron los años menemistas.

Menem llegó al gobierno como el candidato peronista que prometía “salariazo y revolución productiva” frente al desastre del ajuste y la hiperinflación alfonsinista. Pero cuando asumió, el caudillo riojano hizo todo lo contrario. “Si decía lo que iba a hacer no me votaba nadie”, llegó a afirmar cínicamente.

Así, le entregó el Ministerio de Economía al grupo monopólico Bunge y Born, convocó a figuras emblemáticas del gorilismo como Alvaro Alsogaray y su hija María Julia, y anunció la privatización de todas las empresas públicas del país. Un poco más adelante, el encargado del Ministerio de Economía fue Domingo Cavallo que, por varios años, con su plan de convertibilidad llevó adelante el programa privatizador y agravó aún más el saqueo de la deuda externa. 

En tiempo récord, y con la complicidad de la burocracia sindical, se remataron el conjunto de las empresas del Estado a precio de regalo. Todo pasó a manos de empresas transnacionales que aumentaron y dolarizaron las tarifas, mientras brindaban servicios paupérrimos a la población. Centenares de miles de trabajadores de esas empresas quedaron en la calle. Ciudades y pueblos casi desaparecieron, con el cierre de  ramales ferroviarios o de actividades de YPF. Menem privatizó hasta las jubilaciones, creando el gigantesco negocio de las AFJP a la medida de los bancos, mientras sometía al hambre más absoluto a los jubilados.

Para las patronales era una fiesta: la desocupación crecía, el gobierno habilitaba cada día más medidas flexibilizadoras (se inventaron las “pasantías”, se legalizó el pago de parte de los sueldos con tickets). Millones perdieron sus trabajos en blanco y nunca volvieron a tener uno. Para los jóvenes conseguir un primer empleo era una quimera, significaba leer todos los avisos en los diarios para después encontrarse con filas de varias cuadras de postulantes. Obviamente, “el que quedaba contratado” lo hacía con un salario de hambre y ultra flexibilizado. 

Mientras tanto, con la inauguración del primer canje de deuda externa, esta creció al doble. El gobierno argentino condecoró a Nicholas Brady, el secretario de Estado yanqui que creó la estafa de los bonos de deuda. Menem, incluso, fue invitado estrella en la reunión del FMI de 1998, donde se lo presentó como “el mejor alumno del Fondo”.

Y además…

Menem se ufanó de transformarse en felpudo del imperialismo yanqui. Se decía que teníamos “relaciones carnales con los Estados Unidos”. En ese marco, el menemismo llegó a enviar tropas al Golfo Pérsico para apoyar la invasión yanqui a Irak en 1991.

Fue también Menem quién indultó a los militares genocidas de la dictadura militar, lo que generó multitudinarias manifestaciones de protesta.

El menemismo traspasó la educación pública de la Nación a las provincias donde, desfinanciamiento y Ley Federal de Educación mediante, las escuelas y los docentes sufrieron uno de los más feroces ajustes de la historia.

La corrupción, al igual que en otros gobiernos, anteriores y posteriores, fue una marca registrada de la época. Por nombrar un solo caso, el ex presidente terminó imputado por tráfico ilegal de armas a Ecuador y su política criminal para taparlo fue la explosión de la Fábrica Militar de Río Tercero, que dejó decenas de muertos. Pero la inmunidad parlamentaria lograda como senador en las listas del kirchnerismo le permitió vivir en la impunidad hasta sus últimos días.

Menem pudo llevar adelante todo esto porque tuvo el apoyo de su partido, el peronista, y de la mayoría de la burocracia sindical. Pero además logró imponer su reelección a través del acuerdo con el radicalismo, ya que firmó el  llamado “Pacto de Olivos” con su líder Raúl Alfonsín.

Menemismo y peronismo

El menemismo y su gobierno fueron la expresión más clara de que aquel primer gobierno peronista de 1945-55, recordado por los trabajadores,ya no existía más. En realidad, la transformación del peronismo ya había tenido capítulos anteriores, como había sucedido con Isabel, López Rega y el Rodrigazo en los años ´70. Pero en la década menemista se profundizaron la dependencia, el ajuste, los pagos de la deuda y la entrega al imperialismo.

Lamentablemente, todo esto no se revirtió durante los años kirchneristas y tampoco ahora, con el gobierno del Frente de Todos. Más allá del doble discurso, el kirchnerismo mantuvo en sus rasgos centrales lo central de la herencia menemista. Siguieron las privatizadas, el endeudamiento externo, la desocupación, los bajos salarios, la tercerización, los puestos en negro. 

Menem fue el presidente peronista de los 90,como luego lo serían los Kirchner y ahora Alberto Fernández. La expresión de un movimiento que ya no tiene nada que ver con aquel de la década del ´40 del siglo pasado.

Hoy, para retomar el camino de la independencia económica, la soberanía política y la justicia social, el camino no es el peronismo. La única alternativa es dejar de pagar la deuda y romper con el FMI, reestatizar las privatizadas y nacionalizar la banca y el comercio exterior, como lo plantea el Frente de Izquierda Unidad, peleando por las transformaciones de fondo que se necesitan y luchando por un gobierno de los trabajadores.

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