Escribe Guido Poletti
El Argentinazo de 2001 fue la expresión más masiva del repudio a las políticas de la década menemista, continuadas y llevadas al desastre por el gobierno de la Alianza, con De la Rúa, que lo sucedió.
Ahí ya apareció un “relato” que decía que el menemismo no había sido peronismo, sino “neoliberalismo”.
Todo esto no se sostiene. El menemismo fue la continuidad y profundización del derrotero de un peronismo que ya hacía décadas que no tenía nada que ver con aquel movimiento de 1945. Y que, tanto con Menem como con los presidentes peronistas posteriores (Duhalde, Néstor y Cristina Kirchner y ahora Alberto Fernández) siguieron garantizando el saqueo de nuestros recursos con las privatizadas y la estafa de la deuda externa mientras el pueblo trabajador se hunde en la pobreza.
Pero además el kirchnerismo inventó otra mentira histórica, la de que ellos se habían opuesto al “neoliberalismo menemista”. Nada más alejado de la realidad. Hay innumerables registros, tanto de Néstor Kirchner cuando era gobernador de Santa Cruz como de la entonces senadora Cristina Fernández elogiando a Menem y sus políticas y, en particular, a Domingo Cavallo y la convertibilidad.
Durante la privatización de YPF fue Néstor Kirchner quien puso a disposición del gobierno nacional el avión de la gobernación de Santa Cruz para recolectar los parlamentarios que hacían falta y así poder aprobar la ley. El miembro informante por el oficialismo menemista en la Cámara de Diputados cuando se aprobó la privatización fue el hoy ultrakirchnerista Oscar Parrilli.
En la convención constituyente de 1994 que habilitó la reelección de Menem, la entonces constituyente por Santa Cruz Cristina Fernández jugó un papel destacadísimo en la bancada menemista. Ahí se aprobó, entre otras cosas, la provincialización de los recursos del subsuelo, que, por el posterior Código de Minería, habilitaría la entrada de las multinacionales del sector, dando lugar a lo que luego fue una de las políticas centrales del kirchnerismo, la megaminería contaminante.
Néstor y Cristina solo comenzaron a despegarse, muy parcialmente, del gobierno de Menem, cuando en los últimos dos años de su gobierno, el duhaldismo se opuso a la rerreelección, sumándose así al sector peronista de quien sería el candidato en las elecciones de 1999. Pero, al igual que el conjunto del peronismo, los Kirchner fueron plenamente solidarios y parte de la década menemista. Cualquier otra interpretación puede ser fácilmente contrastada por la historia.