Escribe José Castillo, candidato a diputado nacional por CABA, Izquierda Socialista/FIT Unidad, lista 1A
“La libertad avanza” se llama la lista “libertaria” encabezada por Javier Milei. Con su planteo “antisistema” y “contra los políticos ladrones”, busca generar simpatía en quienes están hartos del ajuste, la corrupción y las mentiras de dirigentes como los del Frente de Todos o de Juntos por el Cambio.
Pero en realidad se trata de un rejuntado de ultraderecha. Tras Milei, va segunda en la lista Victoria Villarruel, defensora de la dictadura genocida que niega el terrorismo de Estado, es presidenta del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas y provee abogados a genocidas en los juicios de lesa humanidad. Entre otros integrantes, figuran Fernanda Araujo, dirigente de NOS, del ex carapintada Gómez Centurión, y el brigadier retirado Jorge Reta, que propuso que Gran Bretaña se ocupe de la seguridad aérea argentina durante la cumbre del G20. Por si todo esto fuera poco, “La libertad avanza” tiene el apoyo explícito de los “celestes” antiabortistas de Cynthia Hotton.
Milei dice estar “del lado de los que se ganan la vida trabajando”. No es su caso, es un ñoqui de la Corporación América, propiedad de Eduardo Eurnekian, que hace millones a costa del Estado con las concesiones de los aeropuertos.
Javier Milei se define como “libertario”. Se trata de una corriente ultraconservadora, defensora de personajes reaccionarios como Ronald Reagan y Margaret Thatcher o el mismísimo Donald Trump. Sus referentes teóricos son Friedrich Hayek y Milton Friedman, economistas que defendían abiertamente a Pinochet en Chile y su modelo de “economía liberal”, la misma que acaba de ser repudiada por millones en las calles y en las urnas.
Se trata de un auténtico fraude, los libertarios son lo viejo en envase nuevo, ellos también ya gobernaron. Fueron parte del proyecto menemista (con Alsogaray y su hija María Julia, que terminó presa por corrupción). Y, antes, del viejo liberalismo que proveyó funcionarios civiles a todas las dictaduras militares. Dicen defender a “los que trabajan” y atacan al Estado. Solo defienden a los grandes empresarios y a los banqueros. Todas sus propuestas van contra el pueblo trabajador, empezando por quitar todos los derechos laborales, echar millones de trabajadores públicos y, literalmente, privatizar todo.