Escribe Adolfo Santos
Desesperados, los candidatos patronales se lanzaron a la caza del voto joven. Buscan, a veces quedando en ridículo, copiar su forma de hablar o visten disfraces intentando parecer lo que no son. Un caso patético es el del presidente Alberto Fernández. En el reciente lanzamiento del plan “Argentina Programa”, un proyecto para capacitar jóvenes en programación y otorgar créditos para computadoras y tarjetas de conexión de internet, afirmó: “Sigo manteniendo viva mi vocación de revolucionario”.
Aunque el sentido de las palabras tiene un valor relativo, muchos se habrán preguntado, ¿era necesario tergiversar la historia para arrancarle un voto a la juventud? Se busque por donde se busque, en el currículo de Fernández no se encuentran vestigios de rebeldía, mucho menos de revolución.
Se inició en la vida pública ocupando varios cargos en la gestión de Raúl Alfonsín. De 1989 a 1995, se desempeñó como superintendente de Seguros de la Nación designado por Carlos Menem. En 1996 fue parte del gobierno provincial de Eduardo Duhalde y en 2000 integró la lista de legisladores de la Alianza Encuentro de la Ciudad, cuyo candidato a Jefe de Gobierno era Domingo Cavallo. En 2003 se sumó al kirchnerismo con quien rompió tras el paro agropecuario. Su historia más reciente, junto a Massa, Manzur o Insfran, es más conocida. Más que un pasado revolucionario, el presidente es un verdadero “camaleón político”.
No es con mentiras que se puede ganar el apoyo de la juventud, el sector social más empobrecido según la Encuestas Permanente de Hogares (EPH). Entre las niñas y niños menores de 14 años, la pobreza saltó en el último año del 51,2 al 53,6% mientras que los jóvenes de 15 a 29 años pasaron del 42,4 al 47,5% de pobres. ¡Nadie hace nada para resolver los motivos reales de esta situación! Esa es la razón del enojo de la juventud, más que la cuarentena como dijo el presidente para justificarse. No hay solución para la juventud con estos gobiernos patronales que empeñan los recursos económicos para satisfacer a los usureros de la deuda externa en vez de resolver sus graves problemas sociales. La salida para la juventud está en las propuestas del FIT Unidad Lista 1A