Escribe Claudio Funes
El miserable incremento del salario mínimo vital y móvil fue respaldado por la burocracia sindical de la CGT y las CTA. Esta nueva traición no debe caer en la indiferencia. ¿Por qué?
Porque con este salario tienen que vivir más de 700 mil trabajadores bajo convenio. Porque el salario mínimo es tomado como referencia para el sueldo mínimo de algunos sectores de docentes. Porque la jubilación mínima, programas sociales como el Potenciar Trabajo, becas Progresar, Acompañar y otros están atados al valor del salario mínimo. Porque también es referencia para las remuneraciones del muy castigado sector informal (trabajadores no registrados) que, según datos del Indec, suman 5.078.000 trabajadores.
Por otro lado, en base a datos del Ministerio de Trabajo, existen casi 3,5 millones de cuentapropistas informales.
Si se suman estas cantidades, se puede estimar que la fuerza laboral del sector informal llega a más de 8,5 millones de trabajadores. De ahí la importancia que tiene la evolución del salario mínimo vital y móvil para la economía de millones de jubilados, trabajadores y sectores populares.
Por todo esto resulta vergonzoso el incremento del salario mínimo, hijo del pacto entre el gobierno peronista de Alberto Fernández y la burocracia sindical que apoya el ajuste.