El gobierno anunció importantes inversiones extranjeras para la producción de hidrógeno verde. Es una tecnología que se dice más amigable con el ambiente, generada a partir de energías renovables. Contribuiría a la disminución del uso del carbón, retirándolo paulatinamente de los procesos industriales y de producción energética, buscando bajar la emisión de anhídrido carbónico.
Es notorio que los proyectos de este tipo de tecnología están pensados para el cambio en la matriz energética en los países imperialistas, dejando los pasivos ambientales de su instalación, es decir residuos y contaminación, en el “Tercer Mundo”.
No se puede perder de vista que esta “megainversión verde” es celebrada por el gobierno peronista, el mismo que impulsa paralelamente la Ley de Hidrocarburos, y la exploración petrolera en Mar Del Plata.
Además, el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas se encargó de aclarar que el único fin de este proyecto es la exportación, evitando tocar intereses de las petroleras que abastecen al país. El gobierno, lejos de darle a esta tecnología una perspectiva de descarbonización de la matriz energética, busca la forma de sacarle dólares para pagar la deuda externa.
Todo esto también va tono con la participación de Alberto Fernandez en la COP 26, que condiciona la acción ambiental a la posibilidad de pagar deuda externa con su propuesta de “canje de deuda por acción climática”. Esto implica legitimar la deuda ilegítima y fraudulenta que contrajo Macri y “ganar tiempo” para pagarla, poniendo alguna que otra instalación de paneles solares (como también hizo Macri) mientras por debajo de la mesa se fomenta el extractivismo capitalista para juntar dólares.
Necesitamos una real transición energética, independiente de las potencias y los tenedores de deuda. Necesitamos frenar ya mismo la lógica extractivista que mandata cada decisión energética y económica del país. Proponemos reestatizar los recursos energéticos privatizados durante los ´90, y ponerlos bajo control y desarrollo democrático de les trabajadores, consumidores y la comunidad científica, un paso ineludible para cualquier tipo de transición energética y productiva.
Necesitamos dejar de pagar la deuda externa y destinar esos recursos hacia una transición ecológica y social desde abajo.
Ambiente en Lucha