Escribe Malena Lenta
Luego de doce horas de agonía, la joven Wichi de dieciocho años, Aldana Quico, falleció en el Hospital Juan Domingo Perón de Tartagal. Había llegado al mismo por fuertes dolores en su vientre mientras cursaba un embarazo avanzado. Sin embargo, el médico obstetra Patricio Parra Marin se negó a atenderla adecuadamente. Luego de constatar la muerte fetal, no le practicó una cirugía sino que la dejó esperando hasta que tuviera un “parto normal”. Tras varias horas de sufrimiento, la joven murió de un paro cardíaco.
Sin embargo, este no fue el único caso de abandono y violencia obstétrica cometido por este médico. Ya en 2020 se había negado a asistir a una joven Qom embarazada que había concurrido al nosocomio mientras se desangraba, quien también falleció por la falta de atención. Aunque la familia realizó la denuncia, las autoridades no hicieron nada y Parra Marin siguió trabajando como si nada hubiera sucedido. Por eso, también son responsables las autoridades del hospital y de la subsecretaría de Gestión de Salud de la provincia, a cargo de Silvia Cardozo, quien además de haber protegido a Parra Marin justificó el abandono de la joven al relatar a los medios de comunicación las supuestas resistencias que tienen los pueblos Wichí y Qom para recibir asistencia por parte del sistema de salud, en lugar de condenar la violencia obstétrica.
Exigimos justicia por Aldana Quico y reclamamos: ¡Basta de violencia obstétrica! ¡Basta de racismo contra los pueblos originarios!