Escribe Guido Poletti
Muy lejos quedaron las promesas del gobierno de que el acuerdo con el Fondo “no iba a tocar el gasto social”. El ministro de Desarrollo Social Juan Zabaleta lo dijo con todas las letras: se congelaron los ingresos al Plan Potenciar Trabajo. Cuando la realidad es que el programa (que agrupa a la mayoría de los beneficiarios de planes sociales), hoy incluye a 1,2 millones de beneficiarios, cuando todos los cálculos indican que hay por lo menos otros dos millones de personas que están desocupadas y sin ingreso alguno.
El Potenciar Trabajo, sobre el cual hoy el gobierno quiere ahorrar “gasto social” para cumplir los requerimientos del FMI, paga miserables 16.000 pesos por mes, un monto de absoluta indigencia, encima exigiendo una contraprestación de cuatro horas de trabajo. El Frente de Todos ahora habla de reconversión a puestos de trabajo en el sector privado. Una auténtica vergüenza: consiste en ofrecer trabajadores del Potenciar Trabajo a diversas patronales privadas, pagándoles una parte del sueldo (los mismos 16.000 pesos).
Es urgente aumentar el monto del Potenciar Trabajo, hasta que se alcance al menos el valor de la canasta familiar.
Pero la única y verdadera salida para el drama de la desocupación y la miseria es crear trabajo genuino. El que se podría generar con una auténtico plan de obras públicas, empezando con la construcción de viviendas populares. Todo perfectamente financiable con el dinero que hoy se destina al pago de la deuda externa.