Escribe Mariano Barba
La inflación achica el poder adquisitivo de los trabajadores, jubilados y desocupados que reciben un plan. Ante la creciente bronca de la población, el gobierno habilita la reapertura de las paritarias, mientras otorga un bono, totalmente insuficiente, a los trabajadores informales, los monotributistas de categorías más bajas y las empleadas domésticas. El pronóstico es obvio: la pobreza crecerá.
Con la Resolución 388/22 el Ministerio de Trabajo habilitó la reapertura anticipada de las negociaciones salariales de este año, tanto a las que tuvieran acuerdos o convenios colectivos no vencidos como también a las que tienen convenios colectivos con término vencido y no tuvieran negociaciones en curso. Entre los gremios que concurrirán al Ministerio se encuentran la Uocra, Camioneros, Sanidad, Gastronómicos, Seguridad, Maestranza, Plástico, Pasteleros, Seguros, Alimentación, Textiles, Televisión, Mecánicos, Aguas Gaseosas, Vestido, Químicos, Gráficos, Molineros, Viajantes y Madereros, entre otros. Se suman a las negociaciones que se vienen desarrollando con los bancarios y el personal de casas particulares.
La iniciativa surgió de las últimas reuniones que el Ejecutivo mantuvo con los representantes de la Confederación General del Trabajo (CGT) y de la Unión Industrial Argentina (UIA). Por la burocracia participaron el triunvirato que dirige la CGT, el camionero Pablo Moyano, Héctor Daer de Sanidad y Carlos Acuña de estaciones de servicio. La burocracia sindical solicita este adelantamiento sabiendo que el impacto inflacionario demuele los salarios. Pero enseguida las expectativas que puede despertar entre los trabajadores esta reapertura de las paritarias se desvanecerán ,porque la burocracia anuncia que su objetivo es alcanzar apenas el 20 % para el primer cuatrimestre. Una vez más va a ser por debajo de la inflación que ya alcanzó el 16,1% solo en los tres primeros meses. No es casual que el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA) Daniel Funes de Rioja, expresó la conformidad ante la reapertura de las paritarias: sabe que sus mejores socios son los propios dirigentes sindicales. Encima de toda esta movida, hasta el momento, quedan fuera de radar los millones de trabajadores públicos, docentes y de salud de todo el país.
Los burócratas firmarán estos acuerdos sin ninguna consulta a la bases, ya que en sus métodos no están presentes las asambleas ni la elección democrática de los paritarios. Hacen lo opuesto a lo que proponen los sindicatos que integran el Plenario del Sindicalismo Combativo, que consultan todo con sus bases y exigen que el salario sea indexado según el avance del costo de vida, empezando por recuperar un porcentaje lo que se perdió en el 2020.
El resultado de las paritarias será solo un parche teniendo en cuenta que la canasta familiar para una familia tipo según ATE-Indec ascendió a 145.456 pesos. Este debería ser el piso salarial, que nos permita vivir dignamente, al que se debería llegar por un aumento salarial de emergencia. Y, a partir de ese valor, que se reabra la negociación de todas las paritarias.
Los bonos consolidan la pobreza
Para morigerar un poco el hambre, el gobierno decretó el pago de un bono de emergencia a los trabajadores informales, los monotributistas de categorías A y B y las empleadas domésticas. Son 18.000 pesos en dos cuotas de 9.000 pesos en mayo-junio. Muy lejos del costo de la canasta familiar. Concluidos los dos meses, esos sectores que en su mayoría están por debajo de la línea de pobreza, volverán a cobrar sus ingresos actuales. Mientras tanto la inflación crece y envía mes a mes a sectores populares hacia un nivel de vida indigente.
Desde Izquierda Socialista sostenemos que los “bonos de emergencia” deberían transformarse en ingresos de emergencia permanentes y por montos que cubran la canasta familiar, al mismo tiempo que se avanza con trabajo genuino para todos los desocupados mediante un gran plan de construcción de viviendas populares financiada por el no pago de la deuda externa.